Monday, June 29, 2015

“La edad (pil)dorada”

Homenaje a una amiga en su jubilación

Leche de magnesia: un remedio de las abuelas. Imagen de internet.


por Magdalena I. García 

Has llegado, amiga mía,
a la edad disque dorada
con fuerza, en tus cabales
y tu piel bien estirada.

Pero el tiempo no perdona
y apaga los esplendores,
los reemplaza con achaques,
malestares y dolores.

Así que hoy hemos venido
dispuestos a celebrarte
y a preparar el camino
al que empiezas a asomarte.

Recibe, pues, con cariño
esta hermosa palangana;
trae remedios caseros
pa’ honrar a una veterana.

Con el paso de los años
tendrás malas digestiones,
mucha gastritis y vientos,
cólicos y retortijones.

Si falla la pastillita
no acudas a la anestesia;
recuerda que las abuelas
daban leche de magnesia.

Seguro que de pequeña
te dio sarampión, viruela,
ahora sigue estreñimiento
y juguito de ciruela.

Y si a pesar de ese esfuerzo
se tapa la cañería
tómate un buen laxante
pa’ limpiar la tubería.

Más si el problema es un chorro
que harta vergüenza acarrea
debes acudir sin falta
al remedio anti-diarrea.

Las carreritas al baño
serán tu rutina diaria,
unas toallitas remedian
la incontinencia urinaria.

Se te aflojarán los dientes,
perderás la dentadura,
conservarás tu prótesis
en una caja segura.

Hay que cuidar los postizos
de microbios y bacterias,
y limpiarlos bien a diario
antes de irse de feria.

Comerás cada vez menos,
perderás el apetito,
reemplazarás las comidas
con un rico batidito.

Y por si esto fuera poco
habrá artritis y picazón,
usarás muchas compresas
pa’aliviar la inflamación.

El número de pastillas
cada día irá en aumento
hay que clasificarlas
para evitar los lamentos.

Debido a tanta desazón
tendrás noches con insomnio;
tómate una pildorita
y manda todo al demonio.

Bienvenida, amiga mía,
al club de los jubilados;
esperamos que disfrutes
de tu retiro anhelado.

Bien dijo Santa Teresa:
“nada te turbe o espante”;
así que con valentía
atrévete a echar pa’lante.

Y pronto te alcanzaremos
tus amigos más cercanos
con andador o cojeando,
arrastrados cual gusano.

Jugaremos a los naipes,
a Casa Central iremos,
mas esta amistad preciosa
por siempre conservaremos.

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Este poema acompañó la presentación de una palangana llena de los remedios aludidos en las estrofas, que son comunes para aliviar los achaques de la vejez. 

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