Friday, October 24, 2014

“Enterrado”



Detalle del arreglo floral que mi hermano y yo dedicamos a mi padre.

A la memoria de mi padre, a quien dimos cristiana sepultura el 24 de octubre de 2013.

Por Magdalena I. García

Hoy hace un año
que estás enterrado
pero aún no comprendo
de la tumba el significado
porque cada día que pasa
más y más me convenzo
de que no me has dejado.
¿Será eso lo que implica
haber resucitado?

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Tuesday, October 21, 2014

“Extiende la carpa”


Portada del libro que cuenta la historia de Malala, una joven cuya vida tiene paralelos con la historia de la mujer cananea o sirofenicia.

Reflexión de la clausura del Encuentro Regional VII
Mujeres Hispanas Latinas Presbiterianas 
Sínodo de Boriquén en Puerto Rico 
Octubre 17-19, 2014 - Aguadilla

Por Magdalena I. García
 
Mateo 15 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La fe de la mujer cananea
21 Cuando Jesús salió de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
22 De pronto salió una mujer cananea de aquella región, y a gritos le decía: «¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! ¡A mi hija la atormenta un demonio!»
23 Pero Jesús no le dijo una sola palabra. Entonces sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: «Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.»
24 Él respondió: «Yo no fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» 25 Entonces ella vino, se postró ante él, y le dijo: «¡Señor, ayúdame!»
26 Él le dijo: «No está bien tomar el pan que es de los hijos, y echarlo a los perritos.»
27 Ella respondió: «Cierto, Señor. Pero aun los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»
28 Entonces, Jesús le dijo: «¡Ah, mujer, tienes mucha fe! ¡Que se haga contigo tal y como quieres!» Y desde ese mismo instante su hija quedó sana.

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INTRODUCCIÓN

El 9 de octubre de 2012 por la tarde, una niña de 15 años salió de la escuela como cualquier otro día y se subió al autobús que la esperaba a la salida. El viaje era corto, un camino que se podía hacer fácilmente a pie: había que pasar un descampado donde los niños suelen jugar al criquet y luego bordear la rivera del río hasta llegar a la casa.

Iba sentada, charlando con su amiga Moniba, pensando en los exámenes que había rendido y en los que tenía aún por delante, cuando notó algo inusual. La carretera parecía desierta.

Momentos más tarde, a unos noventa metros de la escuela, dos hombres pararon al autobús y preguntaron quién era Malala. Ella no se acuerda de cómo eran, pero su amiga Moniba sí, y dice que parecían dos estudiantes universitarios.

Moniba pensó que eran dos periodistas que querían entrevistar a su amiga famosa. Aunque Malala escribía un blog anónimo para el Servicio Urdu de la BBC donde hablaba de sus miedos y esperanzas de poder seguir yendo a la escuela, no dudaba en expresar públicamente sus opiniones sobre el derecho de las mujeres a la educación y había participado en un programa de televisión nacional en el que habló con valentía sobre el tema.

Pero rápidamente Moniba se dio cuenta de que se trataba de otra cosa: la mirada de Malala traslucía temor.

Los hombres comenzaron a disparar. Las dos niñas que estaban sentadas al otro lado de Malala —Shazia Ramzan y Kainat Riaz— también resultaron heridas. “Escuché los disparos y luego vi mucha sangre en la cabeza de Malala”, rememora Kainat. “Cuando vi toda esa sangre sobre Malala, me desmayé”.

Pasaron diez minutos hasta que alguien se acercó a ayudar las niñas aterrorizadas. En ese momento, nadie se hubiese imaginado que el Talibán podría atacar a una niña. En 2012, los peores días del Talibán ya habían pasado en la región de Swat. “La vida seguía su curso normal para la gente normal. Pero para quienes expresaban su opinión, era un momento peligroso”, dice Malala.
Y ella no se quedaba callada.

El mundo reaccionó con horror. Su padre, Ziauddin Yousafzai, se preparó para lo peor. Mientras acompañaba a su hija en el helicóptero que la trasladaba de urgencia desde el Valle de Swat a un hospital militar en Peshawar, le pedía a sus familiares que iniciaran los preparativos para el funeral.

Después del incidente y de ser hospitalizada en Peshawar primero y luego en Islamabad, Malala despertó de un coma inducido a mediados de octubre en Birmingham, Inglaterra. “Abrí los ojos y lo primero que vi fue que estaba en un hospital. Veía médicos, enfermeras. Le agradecí a Dios por haberme dado una nueva vida”.

Contra todo pronóstico, su recuperación fue asombrosa, un tributo no sólo a la calidad del cuidado que recibió sino, según dicen los médicos, a su propia resistencia y determinación.

En menos de un año Malala se convirtió en un fenómeno global. Tras una serie de operaciones para restituir su capacidad auditiva en uno de sus oídos y para reconectar un nervio facial que le devolviese el movimiento a una parte de su rostro, Malala dio un paso crucial que demostró en qué medida había superado el incidente del autobús.

Malala celebró su 16 cumpleaños con un discurso frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de Naciones Unidas en Nueva York. Allí, ante una multitud que la ovacionó de pie, dijo: “Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo”.

Y hace apenas una semana, el 10 de octubre del 2014, Malala Yousafzai fue condecorada con el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose así en la ganadora más joven de este premio.[1]

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La lectura del evangelio de hoy también nos presenta la insólita historia de una mujer arriesgada que reta los límites establecidos por su cultura en busca de la protección de los más pequeños.

Al comienzo de la narración, Jesús intenta escapar quizás en busca de un merecido descanso tras una serie de discursos y actos de sanidad. Así que Jesús se aleja de Galilea y se va más al norte, a la región de Tiro y Sidón, en lo que hoy en día es el Líbano.

Tiro y Sidón eran ciudades fenicias más allá de la frontera norte de Israel. La gente de estas regiones adoraban dioses fenicios. Y como no eran judíos, eran considerados paganos.

Al entrar Jesús en Tiro y Sidón una mujer se le acerca. Marcos 7 incluye esta misma historia y allí se nos dice que la mujer era sirofenicia, mientras que Mateo dice que era cananea. Esta zona de Asia Occidental se conocía también como Canaán. Quizás debido a que la audiencia de Mateo era más judía estaría familiarizada con la enemistad entre judíos y cananitas.

La mujer cananea se le acerca a Jesús dando gritos que no son de júbilo, sino de angustia, debido a que su hija está enferma, “atormentada por un demonio” (según Mateo) o poseída por “un espíritu inmundo” (según Marcos). Hoy en día sabemos, sin embargo, que esto sólo significa que su hija estaba muy enferma, afligida por una padecimiento desconocido para la gente del primer siglo, posiblemente algún tipo de desorden mental.

A primera vista, esta historia parece ser una típica narrativa de los evangelios. Jesús entra a una ciudad o región y la multitud lo sigue. Algunos quieren oír sus historias, otros quieren ser alimentados, y muchos quieren ser sanados. Pero al examinar más de cerca el texto, notamos algunos aspectos inusuales.

Por ejemplo, la historia incluye cuestiones de género. Bajo la ley judía y la cultura de Palestina en el primer siglo, las mujeres eran ciudadanas de segunda clase. Las mujeres tenían prohibido hablar con gente extraña o dirigirse a los hombres en público. Y hay también en la historia matices étnico-raciales. Tal y como ya señalamos, la mujer no es judía. Es cananea o sirofenicia; es decir, es pagana y miembro de una nación enemiga.

Entonces, ¿por qué razón una mujer extranjera se atreve a acercarse a Jesús en público y a pedirle ayuda? Obviamente, esta mujer está desesperada. Quizás ya no tenía a dónde acudir. Pero queda claro que ella ha oído hablar de Jesús, que sabe de su ministerio...con TODA CLASE de gente,   que sabe de su hospitalidad...hacia TODA CLASE de gente, que sabe de su misericordia... para con TODA CLASE de gente.

Hagamos una pausa aquí y pensemos en esto por un momento, porque es un aspecto importante de la historia.
           
El hecho de que la cananea—una mujer extranjera—se acercara a Jesús pidiendo ayuda a gritos nos dice mucho sobre la popularidad y compasión de Jesús. En contraste, el hecho de que poca gente hoy en día—mucho menos los rechazados por la sociedad—se aparece en el umbral de un templo pidiendo ayuda a gritos dice mucho sobre la irrelevancia y la indiferencia de la iglesia.

Esta es una verdad difícil de escuchar, pero es parte de lo que la historia nos invita a ponderar. ¿Por qué no está la gente agolpada en nuestra puerta pidiendo ayuda a gritos? ¿Qué clase de reputación tiene la iglesia en nuestras comunidades, en nuestras ciudades y en el mundo? ¿Qué hace falta para que la iglesia se convierta un centro vital de ayuda y esperanza? ¿Qué cambios lograrían que la gente, al mencionar la iglesia o acercarse a ella, lance gritos de júbilo?
           
LA REACCIÓN DE LOS DISCÍPULOS
El segundo aspecto de la historia que les invito a considerar es la recepción—o más bien la falta de acogida—que la mujer recibe por parte de los discípulos.

Los discípulos no quieren que nadie los moleste con problemas ajenos, así que le dicen a Jesús: Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros”.

Esta respuesta en verdad no nos sorprende. Es lo mismo que los discípulos dijeron cuando Jesús les pidió que alimentasen a la multitud: “Despide a toda esta gente”. (Mateo 6:15) Y del mismo modo los discípulos reprendieron a quienes llevaron niños y niñas ante Jesús para que éste los bendijera. (Mateo 19:13-15)

De modo que por todos los rincones de los evangelios, oímos el eco de los discípulos que dice: “Que se vayan” ... “Despídelos” ... “Repréndelos” ... “Fuera” ... (¡Pareciera que trabajan para el Chacal de la trompeta!)

Y yo me pregunto, ¿acaso nosotras de vez en cuando nos sorprendemos repitiendo estas mismas frases? ¿Cuándo las decimos? ¿A quién se las decimos? ¿De quién las decimos? ¿Cómo las decimos? ¿Por qué las decimos? ¿Y en nombre de quién las decimos?

LA REACCIÓN DE JESÚS
El tercer aspecto de la historia que les invito a considerar es la reacción mixta  que la mujer recibe por parte del mismo Jesús. ¡Esto sí que es una gran sorpresa! ¡Y es el aspecto más raro y perturbador de la historia!

Repasemos de nuevo la historia prestando atención a las respuestas de Jesús. 

Primero, Jesús no le hace caso:
                23 Pero Jesús no le dijo una sola palabra.

Segundo, Jesús la rechaza:
                24 «Yo no fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»

Tercero, Jesús la insulta:
                26 «No está bien tomar el pan que es de los hijos, y echarlo a los perritos.»        

Y finalmente, gracias a su persistencia, Jesús la acepta:
                28 «¡Ah, mujer, tienes mucha fe! ¡Que se haga contigo tal y como quieres!»

¡Esto parece increíble! No estamos acostumbradas a ver esta cara tan humana de Jesús. Nos asusta ver este lado tan oscuro de Jesús. Y, sin embargo, si Jesús fue plenamente humano, ¿por qué habría de ser der de otro modo?

La belleza de los Evangelios es que nos dan destellos del ministerio de Jesús y la comunidad primitiva de sus seguidores, y nos muestran como su mentalidad estaba libre de los dogmas que más tarde fueron adoptados por la iglesia.

Siglos después de que estas narrativas se compartieron y escribieron, la iglesia debatiría la naturaleza y la persona de Jesús en múltiples concilios y establecería definiciones dogmáticas. Por ejemplo, en el Concilio de Calcedonia, en el 451 e.c., se fijó el dogma mantenido por la Iglesia ortodoxa (la rama oriental) y la Iglesia católica (la rama occidental) según el cual en Cristo existen dos naturalezas, la divina y la humana, “sin separación” y “sin confusión”. Ésta es la cristología oficial que tenemos hasta el día de hoy.
                       
Pero al leer los evangelios, nos damos cuenta de que todavía no estamos en la era dogmática; todavía no hay cristología.

El evangelio de Mateo, al menos en este instante, al menos por un momento, nos muestra un Jesús que es plenamente humano y plenamente judío, y que está prejuiciado en contra de las mujeres y los extranjeros.

El evangelio de Mateo, al menos en este instante, al menos por un momento, nos muestra un Jesús que está atrapado en la cultura de su época y que se comporta como un patán sexista y racista.

El evangelio de Mateo, al menos en este instante, al menos por un momento, nos muestra un Jesús que necesita ser retado por los marginados y quien, a Dios gracias, es sensible ante sus reclamos.

El evangelio de Mateo, al menos en este instante, al menos por un momento, nos muestra un Jesús que está siendo transformado, por el Espíritu Santo y por los ladridos de una perrita que no es de raza fina, incluso a medida que él mismo predica la transformación.

De modo que Mateo nos muestra un Jesús que está en evolución. ¡Y esto sí que es buena noticia! ¡Eso quiere decir que hay esperanza para ti, para mi y para la iglesia, ya que nosotras también estamos en evolución! Y por la gracia de Dios, nuestros oídos se abren y oímos desde afuera los ladridos de la gente que quiere que abramos  la tienda...para poder gritar de júbilo.

El Evangelio en esta mañana nos invita a hacernos esta pregunta: ¿Por qué valen menos unas vidas que otras? ¿Por qué valía menos la vida de la mujer cananea o sirofenicia para la comunidad de Jesús? ¿Por qué valía menos la vida de Malala para los talibanes?

Y el Evangelio nos invita a considerar la respuesta que damos a las personas menospreciadas a nuestro alrededor. Y el Evangelio nos invita a reconsiderar la respuesta que damos a las personas marginadas a nuestro alrededor. ¿Les diremos... “que se vayan” ... “despídelos” ... “repréndelos”...?¿O les diremos... “que se queden” ... “que se acerquen” ... “que se sirvan” ...”
                       
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CONLCUSIÓN

El 12 de julio de 2013, el día que cumplía 16 años,   Malala Yousafzai presentó un discurso por la educación de los niños y las niñas ante las Naciones Unidas. He aquí un extracto de ese discurso:

“Queridos hermanos y hermanas, recuerden una cosa: el Día de Malala no es mi día. Hoy es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que ha levantado la voz por sus derechos. Hay cientos de activistas de derechos humanos y de trabajadores sociales, que no sólo están hablando de sus derechos, sino que están luchando para lograr el objetivo de la paz, la educación y la igualdad.

“Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo sólo soy una de ellas: así que aquí estoy. Aquí estoy, una niña, entre muchas otras. No hablo por mí, sino por todas las niñas y los niños. Levanto mi voz  no para gritar, sino para que quienes no tienen voz se puedan hacer oír. Aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho a vivir en paz. Su derecho a ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de oportunidades. Su derecho a la educación...

“Queridas hermanos y hermanos, nos damos cuenta de la importancia de la luz cuando vemos la oscuridad. Nos damos cuenta de la importancia de la voz cuando somos silenciados...”

Si la mujer cananea o sirofenicia pudiera hablarnos, si fuese invitada a una de nuestras conferencias, probablemente su discurso fuese similar al de Malala. O quizás no. Quizás por temor a aburrirnos, a que no la volvamos a invitar, o a que por la prisa nos vayamos del salón antes de ella terminar se limitaría a mandarnos un mensaje de texto que diga: “Ensancha el sitio de tu tienda...hay mucha gente que necesita entrar”.

¡Grita de júbilo, hermana, y levanta tu voz “no [tan sólo] para gritar, sino para que quienes no tienen voz se puedan hacer oír”!

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[1] Adaptado de: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/10/131007_malala_historia_lp.shtml

“Alégrate...arriésgate...confía...”


Reflexión de la apertura del Encuentro Regional VII
Mujeres Hispanas Latinas Presbiterianas
Sínodo de Boriquén en Puerto Rico
Octubre 17-19, 2014 - Aguadilla

Por Magdalena I. García

Isaías 54:1-10
Reina Valera Contemporánea (RVC)
El eterno amor del Señor por Israel
1 Así ha dicho el Señor: “¡Regocíjate, mujer estéril, tú que no dabas a luz! ¡Eleva tu canto y da voces de júbilo, tú que nunca estuviste de parto! ¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada!
¡Extiende el sitio de tu tienda! ¡Alarga las cortinas de tus aposentos! ¡No te midas! ¡Extiende las cuerdas y refuerza las estacas!
Porque vas a extenderte a la derecha y a la izquierda, y tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas.
4 No tengas miedo, que no serás confundida; no te avergüences, que no serás afrentada. Al contrario, te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y no volverás a acordarte de la afrenta de tu viudez.
Tu marido es tu Creador, y su nombre es el Señor de los ejércitos; tu Redentor es el Santo de Israel, y su nombre es el Dios de toda la tierra.
Yo, el Señor, te lo he dicho: Te llamé cuando eras una mujer abandonada y de espíritu decaído; cuando eras como una joven esposa que ha sido repudiada.
Es verdad: te abandoné por un poco de tiempo, pero volveré a recogerte con grandes misericordias.
Estaba yo un poco enojado cuando por algún tiempo no quise ni verte; pero volveré a tenerte compasión y misericordia eterna. Lo digo yo, que soy tu Señor y Redentor.
9 Esto será para mí semejante a los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas del diluvio volverían a cubrir la tierra: Ya he jurado que no volveré a enojarme contra ti, ni te reñiré.
10 Podrán moverse los montes, podrán temblar las colinas, pero mi misericordia jamás se apartará de ti, ni se romperá mi pacto de paz contigo. Lo digo yo, el Señor, quien tiene de ti misericordia.

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¿Sabían ustedes que cantar es saludable? Según estudios recientes, cantar proporciona múltiples beneficios, tanto físicos, como emocionales y sociales. Por si esto fuera poco, cantar en grupo es más barato que acudir a terapia, más saludable que ingerir bebidas alcohólicas, más divertido que hacer ejercicios y está prácticamente garantizado que nos sentimos de maravilla tras una sesión de canto. Todo esto según el sitio web moresingingplease.com[1], donde se nos ofrece una extensa lista de beneficios de cantar. Por ejemplo...

Beneficios físicos de cantar
1. Ejercita nuestros pulmones. Tonifica los músculos intercostales (los que están entre las costillas) y el diafragma.

2. Mejora el sueño.
3. Beneficia el corazón y la circulación al mejorar la capacidad aeróbica y disminuir la tensión muscular.
4. Tonifica los músculos faciales.
5. Mejora nuestra postura.
6. Hace que nuestra mente esté más alerta.
7. Abre los senos paranasales y las vías respiratorias.
8. Disminuye los ronquidos.
9. Libera endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad.
10. Fortalece nuestro sistema inmunológico.
11. Reduce la ira, la depresión y la ansiedad.
12. Ayuda a reestablecer el balance tras una crisis o enfermedad.

Beneficios emocionales de cantar
1. Aumenta el autoestima y la confianza.
2. Aumenta la sensación de bienestar.
3. Mejora el humor.
4. Reduce el estrés.
5. Alienta la espiritualidad.
6. Aumenta los sentimientos positivos.
7. Alienta la creatividad.
8. Nos da energía.
9. Evoca emociones.
10. Promueve el apego entre las personas.
11. Aumenta la compresión y la empatía entre las culturas.
12. Obra sanidad.

Beneficios sociales de cantar
1. Facilita el conocer personas nuevas.

2. Provee un foro para compartir.
3. Reúne a la gente.
4. Ofrece la oportunidad de dar y recibir aliento.
5. Brinda un espacio para divertirse y reírse.
6. Ofrece apoyo.
7. Provee un ambiente seguro donde adquirir nuevas destrezas.
8. Promueve un sentido de comunidad.

Y según un estudio citado por Time Magazine en un artículo de agosto de 2013,[2] ni siquiera hace falta cantar bien para obtener estos beneficios. “Cantar en grupo produce una sensación satisfactoria y terapéutica incluso cuado el sonido que produce el instrumento vocal es de calidad mediocre”. ¿Quién lo iba a decir? ¡Cantar es medicina preventiva y curativa para el cuerpo, el alma y el espíritu!

Isaías 54, el pasaje que nos da el tema para este Encuentro, no es exactamente un artículo sobre los beneficios de cantar, pero abre con estas palabras:
1 Así ha dicho el Señor:
“¡Regocíjate, mujer estéril, tú que no dabas a luz!
¡Eleva tu canto y da voces de júbilo,
tú que nunca estuviste de parto!
¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada!

“¡Regocíjate...eleva tu canto...da voces de júbilo...!”

Parece algo sencillo, pero el resto del lenguaje es desconcertante. ¿Qué está pasando aquí en realidad? ¿Por qué razón esta invitación a cantar viene acompañada de referencias tan extrañas? ¿Quién es “la mujer estéril”, “la que no daba a luz”, “la que nunca estuvo de parto” y “la desamparada”?

Consideremos el contexto histórico del pasaje. En el momento en que Isaías escribe estas palabras, el pueblo israelita ya no vivía bajo la monarquía unida, como había sido el caso bajo los reinados de Saúl, David y Salomón. Al morir Salomón, las diez tribus del norte rehusaron someterse al mandato de su hijo y se sublevaron. A partir de ese momento, el pueblo hebreo quedó dividido en dos reinos: Israel en el norte y Judá en el sur.

Además, en la época de Isaías, los israelitas no sólo eran un pueblo dividido, sino también un pueblo conquistado. El Reino del Norte había caído bajo el dominio de Asiria. Después de destruir Samaria, que era la capital del norte, Asiria invadió el Reino del Sur. Exceptuando Jerusalén, casi toda Judá quedó en ruinas, pero aún les sobrevendría incluso más infortunio.Tras la conquista asiria, otra nación, Babilonia, invadió y destruyó lo que quedaba del Reino del Sur, incluyendo la propia Jerusalén, y se llevaron a una buena parte del pueblo al exilio.
           
Por tanto, “la mujer estéril”, “la que no daba a luz”, “la que nunca estuvo de parto” y “la desamparada” son metáforas para referirse a Jerusalén o Sión, la ciudad capital que yace en ruinas y cuyos hijos e hijas han sido matados o deportados.

De hecho, la Traducción en Lenguaje Actual (TLA) de Isaías 54:1-2 dice de la siguiente forma:
1 Isaías dijo: «Jerusalén,
tú que nunca has sido madre
ni has podido tener hijos,
lanza gritos de alegría,
entona alegres canciones,
porque Dios dice:
“Jerusalén, mujer abandonada,
tendrás más hijos que la mujer casada”.

Ahora bien, ¿qué clase de canto entona un pueblo en el exilio? La respuesta la hallamos en el Salmo 137, que se identifica en algunas traducciones bíblicas como el “Lamento de los cautivos”.
1 Junto a los ríos de Babilonia,
Nos sentábamos a llorar al acordarnos de Sión.
Sobre los sauces de la ciudad
colgamos nuestras arpas.
Los que nos capturaron, nos pedían que cantáramos.
Nuestros opresores nos pedían estar contentos. Decían:
«¡Canten algunos de sus cánticos de Sión!»
¿Y cómo podríamos cantarle al Señor
en un país extranjero?
Jerusalén, si acaso llego a olvidarme de ti,
¡que la mano derecha se me tulla!
Jerusalén, ¡que la lengua se me pegue al paladar,
si acaso no llego a recordarte
ni te pongo por encima de mis alegrías!
Señor, recuerda lo que decían los edomitas
el día que Jerusalén fue destruida:
«¡Arrásenla, destrúyanla hasta sus cimientos!»
¡También tú, Babilonia, serás arrasada!
¡Dichoso el que te dé tu merecido
por todo el mal que nos hiciste!
¡Dichoso el que agarre a tus niños
y los estrelle contra las rocas!

Según el Salmo 137, el pueblo en el exilio entonaba lamentos, porque estaba afligido por el duelo. Si cantar es beneficioso y terapeútico, como nos dice ahora la ciencia, seguramente que este salmo, que es en verdad un grito visceral, un alarido nacido de lo más profundo de las entrañas, debe haber tenido un efecto catártico, purificador y sanador para el pueblo cautivo.

¿Han cantado ustedes alguna vez un lamento como el Salmo 137? ¿Cuándo fue la última vez que a usted la hirieron tan gravemente, que su expresión quedó reducida a lágrimas y su lenguaje se redujo a sollozos? ¿Cuándo fue la última vez que a usted la lastimaron tan profundamente, que su energía quedó reducida al letargo y su enunciación se redujo al silencio? ¿Cuándo fue la última vez que a usted la aplastaron tan severamente, que su meditación quedó reducida a  una ensarta de maldiciones y su oración se redujo a un clamor de venganza?

Ese “Lamento de los cautivos” me hizo recordar el “Lamento borincano”, esa preciosa composición de Rafael Hernández Marín, que describe las condiciones de pobreza de los campesinos en Puerto Rico en los años 20, y que toda borincana sabe de memoria.

Y ese “Lamento de los cautivos” además me hizo recordar el funesto 11 de septiembre de 2001. ¿Recuerdan el shock, el horror y el miedo tras los ataques terroristas a las Torres Gemelas? ¿Recuerdan el dolor, el quebrantamiento y el duelo tras la pérdida de tantas víctimas inocentes? Ciertamente, Estados Unidos como nación, en los últimos 13 años, ha escrito múltiples lamentos, su propia versión del Salmo 137. A veces lo ha hecho con oraciones y memoriales, otras, con ataques aéreos y bombardeos, de modo que no debe escandalizarnos el lenguaje cruel y despiadado del Salmo 137.
           
Podemos identificarnos perfectamente, humanamente, con los sentimientos de rabia, la actitud de desaliento y las ansias de venganza expresados en el Samo 137.

Y sin embargo, en medio de la desolación del exilio, a pesar del dolor del destierro, sin importar la angustia de las múltiples pérdidas, de cara al llanto incesante, y frente al silencio de las arpas enmudecidas. No obstante este tétrico escenario, Dios entra en escena por medio de la voz del profeta cual rayo de luz que se filtra entre nubarrones y le dice a su pueblo:
“¡Regocíjate, mujer estéril, tú que no dabas a luz!
¡Eleva tu canto y da voces de júbilo,
tú que nunca estuviste de parto!
¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada!
                       
Al pueblo sumido en el desconsuelo y el desaliento, Dios le ofrece una palabra de consuelo y aliento. Al pueblo ahogado en la cantaleta de lo imposible, Dios le ofrece la narrativa de lo posible. Al pueblo silenciado por el amargor de la aflicción, Dios le ofrece la dulzura de una canción. Al pueblo encerrado en la jaula de la limitación, Dios le ofrece la soltura de la expansión. Al pueblo apocado por el freno del temor, Dios le ofrece el ímpetu de la confianza.
           
Isaías 54 es un hermoso poema de esperanza que necesitamos escuchar para enfrentar los exilios de esta vida. Pero además de eso, Isaías 54 es un hermoso poema de esperanza que necesitamos proclamar asociándonos con Dios en la construcción de un mundo donde no haya más exilios en esta vida. Isaías 54 es luz entre nubarrones y nos llama a ser nosotras también luz entre nubarrones.Consideremos las tres estrofas de la composición, su relación con nuestro tema y su aplicación para nuestras vidas.

LA PRIMERA ESTROFA nos invita a alegrarnos:
“¡Regocíjate, mujer estéril, tú que no dabas a luz!
¡Eleva tu canto y da voces de júbilo,
tú que nunca estuviste de parto!
¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada!

Usando el paralelismo que es típico de la poesía hebrea, y el cual vemos plasmado en el libro de los Salmos, el llamado a alegrarnos se emite con tres verbos distintos pero sinónimos: “¡Regocíjate...eleva tu canto...da voces de júbilo...!” Estos mandatos son a su vez contrastados con tres situaciones desesperantes y desesperanzadoras: “mujer estéril...tú que no dabas a luz...tú que nunca estuviste de parto...”

Hay una saturación de imágenes que enfatizan tanto las circunstancias desgarradoras como el futuro confortador. Y la invitación del poema NO ES a contentarnos con la miseria presente, sino a regocijarnos con la prosperidad futura: ¡Más hijos tendrá la desamparada que la casada!

Al leer estas palabras recordamos a todas las mujeres estériles de la Biblia, incluyendo Sara que se rió tras el anuncio de Dios y María que se espantó tras la propuesta del ángel, pero todas ellas descubrieron que “para Dios no hay nada imposible”.[3] En la vida de las mujeres estériles tropezamos con el Dios fértil que contesta nuestras oraciones según su santa voluntad y no de acuerdo a nuestros caprichos. En la vivencia de las mujeres infértiles descubrimos al Dios fecundo que nos encomienda acoger a las criaturas que su Espíritu engendra, haciendo a un lado nuestros prejuicios.
           
Hace poco leí un artículo sobre los cambios demográficos en Estados Unidos, publicado por HufftingtonPost.com, que dice mucho a nuestra denominación, donde tenemos iglesias estériles rodeadas de poblaciones huérfanas.

“La época en que la mayoría de la población estadounidense era blanca se está acabando. Pero esto no es algo que el país deba temer, según la galardonada periodista María Hinojosa. En su nueva serie de televisión, titulada “América en números”, Hinojosa, la mexicana que presenta y produce el segmento “Latino USA” en la Radio Pública Nacional, analiza las estadísticas detrás del gran cambio demográfico que, según las proyecciones del Buró del Censo, convertirá a la gente blanca en minoría para el 2043. Las proyecciones del Censo publicadas en diciembre de 2012 auguran que la población no hispana alcanzará un punto máximo de 200 millones en 2024, mientras que la multiracial se triplicará para el 2060”.[4]

Para muchas de nosotras, esto ya no es noticia; hace rato sabemos que el “Censo del 2010 muestra un crecimiento cuatro veces mayor en la población hispana que en la población total de Estados Unidos”.[5] Y si ustedes creen que esto no tiene nada que ver con la isla, les recuerdo que “un análisis de los datos más recientes de la oficina del Censo señala un aumento en el ritmo del éxodo de jóvenes profesionales de Puerto Rico a los Estados Unidos continentales mientras la economía de la isla continúa rezagándose”.[6]

Pero al día siguiente de leer esa nota supe que la Agencia de Misión Presbiteriana cerró la oficina para Apoyo Congregacional Multicultural tras 14 años de crecimiento misional y exitosas conferencias, debido a recortes de presupuesto y restructuraciones en el área de Ministerio Étnico Racial y con las Mujeres.

LA HISTORIA SE REPITE... ¿Cuántas de ustedes recuerdan el cierre en el 2004 de la oficina que dirigía Yolanda Hernández? Esa oficina era la sede regional de Mujeres Presbiterianas en los sínodos del Noreste, Atlántico Sur y Boriquén, pero, a la vez, era de facto la oficia nacional de Mujeres Hispanas Latinas Presbitrianas (MHLP). Pues justo cuando Encuentro (nuestra conferencia nacional) empezaba a caminar y la organización de MHLP comenzaba a gatear, Presbyterian Women eliminó el personal en los sínodos y de ese modo barrió con la oficina que apoyaba el trabajo de las mujeres hispanas a nivel nacional.

Yo por años fui miembro de la Red Presbiteriana Multicultural y hasta fui secretaria nacional de esa organización. Participé en tres de sus conferencias nacionales: Orlando, 2006; San Antonio, 2008; y Chicago, 2010. El movimiento multicultural apuntaló mi pastorado al darme visión, enfoque, voz, recursos, colegas y mucho más. De modo que la eliminación de esta oficina y su director me entristeció, pues representa una pérdida incalculable para la iglesia en general.

Pero más allá de la tristeza, el cierre de la oficina de Apoyo Congregacional Multicultural me llevó a hacerme esta pregunta: Si la Agencia de Misión Presbiteriana está retirando su inversión del ministerio multicultural A PESAR DE QUE la diversidad racial y cultural va en aumento y A SABIENDAS DE QUE más del 90% de la membresía presbiteriana es de raza blanca, entonces, ¿en qué diantres estamos invirtiendo?

Y no digo esto porque el movimiento multicultural haya sido perfecto. De hecho, yo me aparté un poco de él y renuncié al puesto de secretaria tras dos años de servicio, porque me sentía incómoda con la homofobia solapada dentro de sus filas. A mí no me cabía en la cabeza—y no me cabe todavía—que un grupo o un movimiento que aboga por la aceptación de la diversidad y la defiende usando bases bíblicas a la vez discrimine contra un grupo particular en base a arrastres culturales.

Si como iglesia no estamos dispuestos a aceptar la diversidad creada por Dios en TODAS sus manifestaciones, ¿entonces cuál es el evangelio que predicamos? ¿cuál es el Pentecostés que celebramos? ¿cuál es la unidad que proclamamos? ¿cuál es la buena nueva que anunciamos?

Además, ¿cómo es posible que la Iglesia Presbiteriana (EUA) que una vez estuvo a la vanguardia de la educación y la misión ahora malgaste sus escasos y menguantes recursos en amortizar el coste de su velorio y su entierro? Porque ciertamente, en la medida en que la iglesia niega la bienvenida a la gente de color, a la gente prieta, a la gente multiracial, a la gente café con leche como todas nosotras, en la misma medida la iglesia está cavando su propia tumba.

¿Y cómo es posible que nuestra denominación cancele ministerios proféticos y despida a líderes visionarios, mientras duplica programas y recursos para una población blanca envejeciente y decreciente, y recluta, retiene y promueve a funcionarios corporativos que tan sólo hacen las veces de sepultureros?

Hermanas amadas, ¿y qué de nosotras y nuestros ministerios? ¿Estamos gritando de júbilo...ante la posibilidad de darle la bienvenida a TODOS los hijos e hijas de Dios? ¿Están nuestras congregaciones y ministerios desolados a causa del costumbrismo, la rigidez y la intransigencia? ¿Qué vamos a elegir...la esterilidad humana o la fecundidad divina? ¿la selectividad humana o la diversidad divina?

LA SEGUNDA ESTROFA nos invita a arriesgarnos:
¡Extiende el sitio de tu tienda!
¡Alarga las cortinas de tus aposentos!
¡No te midas!
¡Extiende las cuerdas y refuerza las estacas!
Porque vas a extenderte
a la derecha y a la izquierda,
y tu descendencia heredará naciones
y habitará las ciudades asoladas.

Una vez más vemos el uso de la repetición como elemento poético. El llamado a arriesgaros usa múltiples verbos. En este caso me gusta más la forma en que la Biblia de las Américas traduce el versículo 2:
“Ensancha el lugar de tu tienda,
extiende las cortinas de tus moradas,
no escatimes;
alarga tus cuerdas,
y refuerza tus estacas”.

“ensancha...extiende...no escatimes...alarga...refuerza ...”

LA IMAGEN DE LA TIENDA O CARPA es muy bíblica. Nos recuerda la era de los patriarcas nómadas, y especialmente a Abraham y Sara, a quienes Dios les auguró una descendencia más numerosa que las estrellas, junto con la promesa de ser bendecidos para ser de bendición.[7] Nos recuerda nuestra naturaleza transitoria y el llamado a ser peregrinas en la tierra que Dios nos da. Nos recuerda que debemos ser flexibles y adaptables, y que debemos aceptar el cambio como parte del crecimiento. Nos recuerda que la iglesia es gloriosa no por su riqueza ni por su opulencia, sino porque el Dios que la habita y que acampa en medio de su pueblo se viste de gloria y esplendor.

Por lo tanto, la invitación a “extender el sitio de la tienda” no es un permiso para remodelar el templo, ¡ni un cupón de descuento para Home Depot! Tampoco es un permiso para ir de compras, ¡ni un cupón de descuento para la liposucción!

Contrario a lo que predica el popularizado evangelio de la prosperidad, la invitación a “extender el sitio de tu tienda” no es un pretexto para justificar la avaricia, la acumulación y la complacencia. La invitación a “extender el sitio de la tienda” es una iniciativa que nos convoca a mover las paredes de la estrechez mental y a sacrificar las vacas sagradas de la tradición. La invitación a “extender el sitio de la tienda” es un plan de acción que nos conduce a preparar lugar para quienes están afuera y a reorientar nuestra vida en base a sus necesidades. La invitación a “extender el sitio de la tienda” es una estrategia que nos conmueve a vivir con la misma “actitud que hubo también en Cristo Jesús”, el cual “se despojó a sí mismo tomando forma de siervo”.[8]

Pero nuestra sociedad está muy lejos de esa actitud jesusana[9] (i.e. no cristiana) de entrega desinteresada y servicio compasivo...

UN EJEMPLO
El miércoles pasado una nota de BBC World decía que el pánico sobre el ébola se está esparciendo más rápido que el virus.[10] Y el mismo día leí NPR hacía esta pregunta en un titular: “¿Debemos acaparar barritas de chocolate en respuesta al ébola?”[11]Y según un experto de Ecobank, el banco panafricano, debemos hacerlo porque no habrá obreros y subirán los precios. Afortunadamente, la nota de NPR concluía con estas palabras:

“Para poner todo esto en perspectiva, sin embargo, consideremos esto:Si el precio del cacao en verdad se dispara, la gente comerá menos chocolate.Pero cuando el cierre de las fronteras impida que los trabajadores migrantes lleguen a los campo y envíen sus ingresos a casa,algunas familias no tedrán nada que comer”.

A la familia mundana sólo le preocupa que escasee el chocolate a precios módicos. Y a la familia jesusana, ¿qué nos preocupa?

La cultura dominante, lejos de enseñarnos a invertir y arriesgar POR EL BIEN COMÚN nos estimula constantemente a consumir y acaparar POR EL BIEN INDIVIDUAL.

OTRO EJEMPLO
A la asociada ejecutiva del Presbiterio de Chicago, la Rev. Jan Edminston, le encanta escribir sobre temas de actualidad y religiosos y mantiene un blog que se llama achurchforstarvingsaints. En una reciente reflexión sobre el cierre de una congregación, una iglesia que tenía apenas 56 años de fundada, Jan explora algunas dinámicas que hacen falta para que una iglesia sea saludable y crezca. Ella concluye la reflexión de esta forma:

“Las congregaciones que crecen dejan de enfocarse en ‘atraer’ gente. Las iglesias crecientes del siglo 21 despliegan personas que se adentran en los vecindarios y averiguan qué está sucediendo allá afuera que le rompe el corazón a Dios.Esta práctica no sólo nos mantiene vivos; nos mantiene jóvenes.Y más importante aun, nos mantiene fieles”.[12]

De nuevo... La cultura dominante, lejos de enseñarnos a desplegarnos y adentrarnos POR EL BIEN COMÚN nos estimula constantemente a aislarnos y preservarnos POR EL BIEN INDIVIDUAL.

Hermanas amadas, ¿y qué de nosotras y nuestros ministerios? ¿Estamos apostando por la causa de Dios o malgastando en la nuestra? ¿Nos preocupa aquello que “despedaza el corazón de Dios” o nos conformamos con remendar el nuestro? ¿Estamos invirtiendo en el futuro de Dios o redecorando nuestro presente? ¿Estamos extendiendo la tienda o como dicen en México, cerrando el changarro[13]?

LA ESTROFA TRES nos invita a confiar:
4 No tengas miedo, que no serás confundida;
no te avergüences, que no serás afrentada.
Al contrario, te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,
y no volverás a acordarte de la afrenta de tu viudez.
Tu marido es tu Creador,
y su nombre es el Señor de los ejércitos;
tu Redentor es el Santo de Israel,
y su nombre es el Dios de toda la tierra.

Una vez más las frases tienen eco. El llamado a confiar se hace con dos imperativos que nos recuerdan el mensaje de los ángeles en la Biblia: “no tengas miedo...no te avergüences...”La desesperación del presente queda retratada en dos pares de palabras: “confundida” y “afrentada”;“la vergüenza de tu juventud” y “la afrenta de tu viudez”.Y la esperanza del futuro se presenta con dos formas verbales: “te olvidarás” y “no volverás a acordarte”.

Ahora bien, la posibilidad de confiar no es el producto de nuestra autosuficiencia, sino el resultado de nuestra dependencia.
Tu marido es tu Creador,
y su nombre es el Señor de los ejércitos;
tu Redentor es el Santo de Israel,
y su nombre es el Dios de toda la tierra.

El temor se disipará y la verguenza cesará porque hemos hecho alianza con el Dios de la vida, y ese pacto a su vez nos lleva a comprometernos con el mundo haciendo por nuestros semejantes lo mismo que Dios hace por nosotras. Dios, nuestro “Marido”, nos llama a desposarnos con los desposeídos; Dios, nuestro Redentor, nos llama a rescatar a los desterrados.

Hace una semana se anunció el Premio Nobel de la Paz 2014 que comparten este año dos líderes: Malala Yousafzai, la joven paquistaní a la que los talibanes dispararon a la cabeza en 2012 por defender la escolarización de las mujeres y las niñas, y Kailash Satyarthi, un activista indio que desde hace 28 años lidera campañas en contra de la explotación de los niños y las niñas.

Al día siguiente del anuncio la Radio Pública Nacional publicó una nota sobre los esfuerzos de Satyarthi por eliminar los trabajos forzados de la niñez en la India. Y si ustedes piensan que el trabajo infantil es cosa del pasado en los países supuestanente desarrollados, permítame que les lea una cita del artículo:
“Los sectores principales que emplean niños y niñas son la agricultura y las labores domésticas. Recientemente hallamos que en Estados Unidos hay niños y niñas que son obligados a trabajar en los campos de tabaco arriesgándose al envenenamiento de nicotina. Son [inmigrantes] ilegales, así que no hay ningún recurso legal para ellos”.[14]

No sé que opinen ustedes sobre el estatus de la inmigración en Estados Unidos y el desgastado y desatendido llamado a la reforma migratoria. Tampoco sé como estén las cosas en Puerto Rico en referencia a la inmigración de dominicanos y otros caribeños para quienes ésta sigue siendo “la Isla del Encanto” en comparación a la miseria de sus países de origen.

PERO UNA COSA SÍ SÉ: cuando leo la Biblia veo claramente la hermosa promesa a confiar en la presencia y la protección de Dios, y oigo fuertemente el desafío colosal a vivir de manera tal que OTRAS PERSONAS puedan aprender a confiar en la presencia y la protección de Dios.

Como dijera el Monseñor Oscar Romero (Homilía del 16 de abril de 1978):“Una Iglesia que no provoca crisis, un Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha (como decimos vulgarmente), una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué evangelio es ése?”[15]

Hermanas amadas, ¿y qué de nosotras y de nuestros ministerios? ¿Estamos confiando en las promesas de Dios y viviendo de forma tal que otras personas puedan confiar? ¿Estamos desposándonos con los desposeídos o emparentándonos con los enriquecidos? ¿Estamos acogiendo a los desterrados o arrimándonos a los acomodados?

Una amiga recientemente puso en su muralla de Facebook un eslogan que me llamó la atención y que encaja con el tema que nos ocupa. “Un mundo diferente no puede ser construido por personas indiferentes”.

Qué Dios nos ayude a ser mujeres diferentes en un mundo indiferente. Qué Dios nos ayude a ser cristianas diferentes en una iglesia indiferente. Qué Dios nos ayude a ser pesbiterianas diferentes en una denominación indiferente. Qué Dios nos ayude a vivir y arriesgar de forma tal que el mundo entero, en vez de vociferar lamentos pueda gritar de júbilo.

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[1] http://www.moresingingplease.com/benefits-of-singing
[2] http://ideas.time.com/2013/08/16/singing-changes-your-brain/
[3] Lucas 1:37
[4] http://www.huffingtonpost.com/2014/10/09/america-by-the-numbers-_n_5955398.html?utm_hp_ref=latino-voices
[5] http://www.census.gov/newsroom/releases/archives/2010_census/cb11-cn146sp.html
[6] http://blog.masslive.com/elpueblolatino/2013/02/censo_jvenes_profesionales_se.html
[7] Genesis 12-15
[8] Filipenses 2:5-7
[9] Palabra que yo me inventé, porque jesuita significa de la orden religiosa la Compañía de Jesús.
[10] http://www.bbc.com/news/blogs-trending-29618224
[11] http://www.npr.org/blogs/goatsandsoda/2014/10/15/356131704/should-you-stock-up-on-chocolate-bars-because-of-ebola
[12] http://achurchforstarvingartists.wordpress.com/2014/10/06/we-all-die-but-maybe-not-yet/
[13] Un tendejón o tienda pequeña.
[14] http://www.npr.org/blogs/goatsandsoda/2014/10/11/355141727/nobel-laureate-kailash-satyarthi-aims-to-eliminate-child-labor?utm_campaign=storyshare&utm_source=facebook.com&utm_medium=social
[15] http://www.sicsal.net/homilias.php