A reflection/confession based on Mark 3:31-33
First published on 6/2/15 by Presbyterians Today Magazine blog: Reimagining the church
Revised for this blog / Revisado para este blog
By Magdalena I. García
Then his mother and his brothers came; and standing outside, they sent
to him and called him. A crowd was sitting around him; and they said to him,
“Your mother and your brothers and sisters teenager are outside, asking for
you.” And he replied, “Who are my mother and my brothers?” And looking at those
who sat around him, he said, “Here are my mother and my brothers! Whoever does
the will of God is my brother and sister and mother.” (Mark 3:31-33, NRSV)
the abandoned infant
the neglected child
the molested boy
the sex-trafficked girl...
they all stand at the church door
and ask,
and ask,
“Are you my mother?”
the homeless youth
the pregnant teenager
the school dropout
the bullied adolescent...
they all stand at the church door
and ask,
and ask,
“Are you my mother?”
the unemployed man
the displaced employee
the street vendor
the undocumented worker...
they all stand at the church door
and ask,
and ask,
“Are you my mother?”
the underpaid woman
the unpaid caregiver
the battered wife
the refugee mother...
they all stand at the church door
and ask,
and ask,
“Are you my mother?”
the impoverished households
the indigent families
the forgotten communities
the segregated cities...
they all stand at the church door
and ask,
and ask,
“Are you my mother?”
Seeking shelter and acceptance they come to the church door,
searching for hope and companionship amidst life’s storms.
Will we turn our backs, close our eyes, and play deaf?
Or will we be a genuine mother and a loving sibling instead?
Forgive us, Approaching God, for neglecting your will
by isolating ourselves, and hiding behind temple walls.
Help us, Accompanying Jesus, to open the door,
extend the hand, offer friendship and share the table.
Empower us, Liberating Spirit, to embrace all people,
so that we might become true kindred in our name.
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“Verdadera parentela”
Una reflexión/confesión
basada en Marcos 3:31-33
Publicado originalmente el 6/2/15 por el blog de la revista Presbyterians Today
Publicado originalmente el 6/2/15 por el blog de la revista Presbyterians Today
Por Magdalena I. García
Vienen después sus hermanos
y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba
sentada alrededor de él le dijo: “Tu madre y tus hermanos están afuera, y te
buscan”. El les respondió diciendo: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?” Y
mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: “He aquí mi madre y
mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi
hermano, y mi hermana, y mi madre”. (Marcos 3:31-33, RVC)
el infante abandonado
la criatura desatendida
el niño maltratado
la niña sexualmente
explotada...
todes se paran ante la puerta de la iglesia
y preguntan,
y preguntan,
“¿Eres mi madre?”
el joven desamparado
la menor preñada
el desertor escolar
la adolescente intimidada...
todes miran a la puerta y
preguntan,
“¿Eres mi madre?”
el hombre desempleado
el empleado desplazado
el vendedor ambulante
el trabajador
indocumentado...
todes miran a la puerta y
preguntan,
“¿Eres mi madre?”
la mujer mal pagada
la cuidadora no remunerada
la esposa maltratada
la madre refugiada...
todas miran a la puerta y
preguntan,
“¿Eres mi madre?”
los hogares empobrecidos
las familias necesitadas
las comunidades olvidadas
las ciudades segregadas...
todos miran a la puerta y
preguntan,
“¿Eres mi madre?”
Procurando refugio y aceptación llegan a la puerta de la iglesia,
buscando esperanza y acompañamiento en medio
de las tormentas.
¿Voltearemos la espalda,
cerraremos los ojos y nos haremos sordos?
¿O seremos en cambio madre genuina y hermane amante?
Perdónanos, Dios Cercano,
por incumplir tu voluntad
al aislarnos y escondernos tras las paredes del templo.
Ayúdanos, Jesús Acompañante, a
abrir la puerta,
extender la mano, ofrecer amistad y compartir la mesa.
Capacítanos, Espíritu Liberador,
para acoger a toda persona,
de modo que nos convirtamos en verdadera parentela en tu nombre.
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