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La Asociación Presbiteriana por la Paz (Presbyterian Peace Fellowship, PPF)[i] publicó hoy, con motivo del Viernes Santo, dos nuevos documentos fundamentales para uso litúrgico y reflexión: “El Credo de los Pacificadores” y “Lo Que Creemos”. Como señala la presentación de los escritos: “en el día en que Jesús fue ejecutado afirmamos nuevamente nuestra postura en contra de la guerra”. La versión en inglés de los documentos se halla en el sitio web de PPF y al pie se encuentra la traducción al español hecha por esta servidora. Favor de dar crédito a PPF al usar estos recursos.
El Credo de los Pacificadores[ii]
Seguimos a Jesús de Nazaret, el Príncipe de Paz.
Somos gente de paz, ayer, hoy y mañana.
Decimos “no” a la guerra, porque la guerra no tiene poder para salvarnos.
Procuramos encarnar el mandamiento de amar a Dios y al prójimo.
Somos gente de paz, ayer, hoy y mañana.
Decimos “no” a la guerra, porque la guerra no tiene poder para salvarnos.
Procuramos encarnar el mandamiento de amar a Dios y al prójimo.
No seremos enemigos de nadie,
ni de quienes creen que son nuestros enemigos,
ni de quienes se nos han enseñado a odiar,
ni siquiera de quienes con sus acciones nos atemorizan.
ni de quienes creen que son nuestros enemigos,
ni de quienes se nos han enseñado a odiar,
ni siquiera de quienes con sus acciones nos atemorizan.
Confesamos nuestra complicidad en un mundo de violencia
al creer la mentira de que la violencia puede restablecer el balance, ofrecer seguridad o establecer la paz,
al aceptar la propaganda de que los enfoques no violentos son inefectivos,
al derrochar vastos recursos para sostener el poderío militar.
al creer la mentira de que la violencia puede restablecer el balance, ofrecer seguridad o establecer la paz,
al aceptar la propaganda de que los enfoques no violentos son inefectivos,
al derrochar vastos recursos para sostener el poderío militar.
Apoyamos a quienes no tienen poder,
a quienes están desplazados o devastados por guerras y conflictos,
a quienes están marginalizados por sistemas que les oprimen,
a quienes están excluidos tan sólo por ser quienes son.
a quienes están desplazados o devastados por guerras y conflictos,
a quienes están marginalizados por sistemas que les oprimen,
a quienes están excluidos tan sólo por ser quienes son.
Confrontamos la injusticia,
procurando entender cómo nuestras propias acciones provocan conflicto,
examinando circunstancias a través del lente de las Escrituras,
usando estrategias no violentas de acción directa.
procurando entender cómo nuestras propias acciones provocan conflicto,
examinando circunstancias a través del lente de las Escrituras,
usando estrategias no violentas de acción directa.
Adoptamos una vida de pacificación, incluso a sabiendas de que
la pacificación requiere humildad de espíritu,
la pacificación requiere sacrificar el privilegio y el poder,
la pacificación requiere actos de gran valor,
arriesgando el sufrimiento e incluso la muerte.
la pacificación requiere humildad de espíritu,
la pacificación requiere sacrificar el privilegio y el poder,
la pacificación requiere actos de gran valor,
arriesgando el sufrimiento e incluso la muerte.
Nos comprometemos a dar un testimonio audaz a nuestra iglesia y al mundo
reflexionando, orando y actuando por la paz,
reflexionando, orando y actuando por la paz,
honrando a
quienes han dedicado sus vidas a la causa de la paz y la justicia,
proclamando que somos –todos nosotros y nosotras– criaturas amadas de Dios.
proclamando que somos –todos nosotros y nosotras– criaturas amadas de Dios.
Porque pertenecemos a Dios
y dedicamos nuestras vidas a la esperanza y las posibilidades de un mundo transformado.
y dedicamos nuestras vidas a la esperanza y las posibilidades de un mundo transformado.
Desarrollado por el Comité Nacional de la Asociación Presbiteriana por la
Paz – Semana Santa 2015
Documento acompañante: ¡Lo que creemos! (What We
Believe!)
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¡Lo Que Creemos!
convertirán sus espadas en azadones,
... ni se entrenarán más para hacer la guerra.
-- Miqueas 4:3
... ni se entrenarán más para hacer la guerra.
-- Miqueas 4:3
... quien esgrime la
espada, muere por la espada.
-- Mateo 26:52
-- Mateo 26:52
La Asociación
Presbiteriana por la Paz se compromete nuevamente a oponerse a toda guerra.
Afirmamos que el realismo de Jesús es más convincente que el llamado realismo
que intenta justificar la guerra.
El constantemente
creciente poder destructivo de la guerra amenaza con destruir la civilización y
muchas formas de vida en la tierra. Evitar esa suerte y construir la paz
requiere el repudio de la guerra. Requiere que dejemos de entrenarnos para la
guerra—que dejemos de pensar de manera bélica. Por el contrario, requiere que
aprendamos y practiquemos métodos no violentos para resistir la agresión y la
injusticia. Estos requisitos fluyen de la vida no violenta de Jesucristo y de
la afirmación escritural de que Dios es amor.
Condenamos la
acción militar de cualquier parte de un conflicto, considerando que usualmente
es contraproducente y siempre es contraria al evangelio cristiano. Hacemos un
llamado a las iglesias y los expertos en ética a que rechacen la teoría de “la
guerra justa”. Es una trampa que por demasiado tiempo ha enredado las
conciencias de los cristianos. No importa que tan admirables sean sus
principios, ninguna guerra real puede adherirse a ellos.
Creemos que
Dios nos llama a adoptar una “opción preferencial” por los pobres y los indefensos.
Vemos la no violencia no meramente como algo que tiene valor como un fin en sí
mismo, sino también como una estrategia de acción directa contra la pobreza, el
racismo, la degradación del medio ambiente y otras formas de “violencia
estructural”.
Hacemos un
llamado a todas las comunidades cristianas, en particular a nuestra propia
Iglesia Presbiteriana (EUA), a adoptar la no violencia de los evangelios como
la única postura que es coherente con el discipulado cristiano. Invitamos a
todas las personas de buena voluntad, y especialmente a los seguidores y
seguidoras de Jesús, a trabajar con nosotros en proyectos enfocados en la
construcción de la paz. Construir la paz no requiere menos valor ni menos
sacrificio que el hacer la guerra.
Jesús lloró por
la ciudad de Jerusalén porque ésta no conocía “lo que [nos] puede traer paz” (Lucas 19:41-43). Nuestro
llamado consiste en estudiar las cosas que sí conducen a la paz, ponerlas en
acción y convocar a otras personas a hacer lo mismo.
Proclamamos
este mensaje de esperanza por un mundo transformado.
Desarrollado por el Comité Nacional de la Asociación Presbiteriana por la
Paz – Semana Santa 2015
Traducción de Magdalena I. García
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[ii] El término inglés “peacemaker” puede
traducirse como pacificadores, hacedores de paz o promotores de paz.
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