Recordando a mi madre en Navidad y Año Nuevo, y haciendo balance de los valores que nos legó.
Media bolsa de frijoles negros que quedaron en la alacena de mi madre y que yo
cociné el 25 de diciembre.
por Magdalena I. García
Este año no
tuvimos Nochebuena,
la pandemia nos robó las reuniones,
y el cáncer se llevó generaciones
que aliñaban con memorias la cena.
Nos toca ahora llenar las lagunas,
enfrentar el destino sin recetas,
revisar los rincones, las gavetas,
consultar las estrellas y la luna.
Empezaré aplicando las lecciones
que saltan a la vista en la alacena:
frijoles de un almacén de descuento,
dejaste, madre, entre pocas sazones,
porque todo lo que vale la pena
carece de fanfarria y aspaviento.
© Magdalena I. García
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