Friday, July 27, 2007

“Vayan, Compartan y Sirvan”


Encuentro V: Mujeres Hispanas Latinas Presbiterianas
27 al 29 de julio del 2007
Hotel Holiday Inn, en Irving, Texas

Instalación de la directiva de Mujeres Hispanas Latinas Presbiterianas.

Lema general:
"Vayan, compartan y sirvan: De gracia recibieron, den de gracia" (Mateo 10:8b)
Énfasis del viernes: Vayan

Mensaje de apertura
Presentado por Magdalena I. García
Pastora de la Iglesia Presbiteriana Ravenswood, en Chicago

Ezequiel 34:1-5 y Mateo 10:1-6

Imágenes del pastoreo

Las lecturas bíblicas de esta noche
mencionan varias veces las palabras pastor, rebaño y ovejas.
¿Qué imágenes vienen a nuestra mente al escuchar estas palabras?
¿Imágenes románticas...en base a pinturas bíblicas y vitrales..?
¿O imágenes técnicas...en base a la realidad de los productores de ovejas?

Yo soy algo así como guarija (campesina) de segunda generación,
pues nací en la ciudad, pero hija de una familia del campo.
Sin embargo, nunca me gustó enfangarme y no sé nada del campo.
Pero vivo en Illinois, un estado agrícola y ganadero,
y hace poco, en preparación para este evento, leí un artículo titulado
“La Selección de las Hembras de Reemplazo:
La Clave para un Programa de Ovejas Exitoso y Duradero”
(Fuente: http://www.livestocktrail.uiuc.edu/sheepnet/)

Según el artículo (y a continuación traduzco y resumo),
la meta de un buen programa de ovejería
es seleccionar ovejas que requieran cuidado mínimo,
que paran sin ayuda, y que produzcan crías de rápido crecimiento.
Por lo tanto, he aquí los criterios de selección para la especie ovina:

1. No se retienen las ovejas con problemas estructurales severos o que muestran prolapso (caída o desprendimiento) rectal, debido a que hay alto riesgo de que éstas tengan problemas para mantener los órganos en su lugar, sobre todo al parir.

2. No se retienen las ovejas que tienen ubres muy grandes, como péndulos, o tetillas muy grandes, como globos, o mal ubicadas. Las ovejas con estos problemas aumentan el trabajo del pastor, pues hay que ordeñarlas.

3. No se retienen las ovejitas con comportamiento nervioso, alocado, estúpido o difícil de manejar.

4. No se retienen las ovejas que tardan más de 35 días para concebir después del ciclo de celo y contacto con el carnero. De ese modo se eliminan las ovejas que tienen ciclos reproductivos demasiado lentos.

5. No se retienen las ovejas que presentan bajo peso al momento de destetarlas.

El artículo me dio mucho que pensar.
Imagínense...¿qué sucedería si aplicamos estos criterios de selección
al pueblo de Dios...a la Iglesia...a Mujeres Presbiterianas?

Si eliminamos de nuestra Organización
a las ovejas que tan sólo recargan de trabajo al pastor...
a las ovejas con comportamiento nervioso, alocado, estúpido
o difícil de manejar...
a las ovejas con ciclos reproductivos demasiado lentos...
a las ovejas mal alimentadas y raquíticas...
¿correríamos el riesgo de quedamos sin rebaño?

Todas y todos hemos tenido que lidiar con ovejitas difíciles,
que nos han hecho orar esa legendaria oración:
“Padre, ilumínalas o elimínalas”.

Pero aun así a nosotras, como cristianas y presbiterianas,
nos suena muy duro eso de “no retener” o “eliminar”
a las ovejas que no cumplan con la meta.
Pues, bien, entonces dejemos quietas a las pobres ovejas.
En fin de cuentas, el reclamo del profeta Ezequiel
NO ES contra las ovejas, sino contra los pastores;
es decir, el reclamo es contra los líderes...

Y los cargos que el profeta Ezequiel presenta
en contra de los pastores son básicamente dos:
Primero: “tan sólo se cuidan a sí mismos”
Segundo: “no cuidan del rebaño”

Y el profeta Ezequiel presenta, además,
la evidencia para sustanciar los cargos.

-Evidencia del primer cargo:
se beben la leche
se visten con la lana
matan las ovejas más gordas

-Evidencia del segundo cargo:
no fortalecen a la oveja débil
no cuidan de la enferma
no curan a la herida
no van por la descarriada ni buscan a la perdida

Y a nosotras como pastoras o líderes de este rebaño
al cual llamamos Mujeres Hispanas Latinas Presbiterianas,
¿qué nos diría el profeta Ezequiel?
¿Y cuál es la evidencia de nuestros cargos?
¿Qué sucede entre los Encuentros nacionales?
¿Hacemos el trabajo de seguimiento,
el trabajo de los sínodos y presbiterios,
el trabajo de los Encuentros regionales y locales,
que puede contribuir a duplicar y triplicar este evento
y a fortalecer la obra de Mujeres Presbiterianas y de toda la Iglesia?

Hagamos un poco de historia...
En el Primer Encuentro Nacional,
celebrado en 1995, Albuquerque, Nuevo México,
tuvimos 150 participantes (póngase de pie su usted estuvo allí).
En el Segundo Encuentro Nacional
celebrado en 1998 en San Antonio, Texas,
tuvimos casi 400 participantes.
En el Tercer Encuentro Nacional,
celebrado en el 2001 en San Antonio, Texas,
tuvimos casi 450 participantes.
En el Cuarto Encuentro Nacional,
celebrado en el 2004 en Phoenix, Arizona,
tuvimos casi 300 participantes.
Y en el Quinto Encuentro Nacional,
tenemos casi 400 participantes.

Se imaginan lo que hubiera sucedido
si hubiésemos continuado con la tendencia inicial
de casi triplicar la matrícula de un Encuentro al otro?
En el 2001 hubiéramos tenido 1,350 participantes;
en el 2004 hubiéramos tenido 4,050;
y en el 2007 tuviéramos 12,150!
¡Eso es un rebaño de crecimiento sostenido y saludable!

¿Será que Encuentro—y la obra de Mujeres Presbiterianas—
NO muestra más crecimiento porque estamos,
como dice el profeta Ezequiel,
cuidando sólo de nosotras mismas?

Por si ése fuera el caso...
el lema de este Encuentro nos reta con tres imperativos:
“Vayan, compartan y sirvan”.
Y las lecturas bíblicas de esta noche nos recuerdan
que estamos llamadas a cuidar del rebaño.

¿Es eso lo que estamos haciendo?
¿O estamos “bebiéndonos la leche, vistiéndonos con la lana,
y alimentándonos con las ovejas más gordas,
pero no cuidando del rebaño”.

¿En qué consiste la labor de un buen pastor o de una buena pastora?
Vayamos a las Sagradas Escrituras...

Primer lugar: Un buen pastor protege el rebaño
(Es decir, una buena líder protege al rebaño.)

El joven David sabía de primera mano
que un buen pastor protege el rebaño.
Cuando el rey Saúl necesitaba de un soldado valiente y bien entrenado
que se enfrentara al gigante Goliat, ¿qué le dijo David?

Escuchemos lo que dice 1 Samuel 17:32-37:
32 Entonces David le dijo a Saúl:
—¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo!
Yo mismo iré a pelear contra él.
33 —¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! —replicó Saúl—.
No eres más que un muchacho,
mientras que él ha sido un guerrero toda la vida.
34 David le respondió:
—A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre.
Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño,
35 yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa.
Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo.
36 Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos,
lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano,
porque está desafiando al ejército del Dios viviente.
37 El Señor, que me libró de las garras del león y del oso,
también me librará del poder de ese filisteo.

David tenía claro que un buen pastor protege el rebaño.
Y para mantener a raya a los animales salvajes,
el pastor llevaba consigo una honda,
la cual sabía usar con mucha precisión,
lanzando la piedra de forma tal que daba un golpe mortal.
Indudablemente, David derrotó a Goliat
en la misma forma en que había vencido al león y al oso.
Pero no sólo los leones, osos y gigantes
amenazan el rebaño.

Jesús nos advirtió sobre la necesidad de protegernos cuando dijo:
15 “Cuídense de los falsos profetas.
Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.
16 Por sus frutos los conocerán.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?
17 Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno,
pero el árbol malo da fruto malo. (Mateo 7)

Y Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso al respecto,
según consta en Hechos 20:28-31:
28 Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño
sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos
para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.
29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes
lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño.
30 Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos
que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.
31 Así que estén alerta.

Todavía hay fieras que amenazan el rebaño de Dios.
Fieras como las corrientes partidistas
que intentan criminalizar a los inmigrantes indocumentados
a pesar de que la economía depende de su mano de obra,
y que pretenden desmembrar a nuestras familias
a pesar de que hay de por medio
menores de edad que son ciudadanos de Estados Unidos.

Todavía el rebaño de Dios necesita pastoras y pastores,
que protejan su vida y su integridad.
¿Tendrás tú el valor de enfrentarte, en el nombre del Señor Todopoderoso,
a los filisteos contemporáneos, esos gigantes bocones y burlones
que nos asechan y acechan por todas partes,
y de salvaguardar a los más vulnerables
y de amparar a los desechables?

Segundo lugar: Un buen pastor alimenta el rebaño
(es decir, una buena líder alimenta al rebaño)

Una vez más, David nos dice en el Salmo 23:2
que un buen pastor le ofrece a sus ovejas (versión NVI)
“verdes pastos” y “tranquilas aguas”.
***RV: “delicados pastos” y “aguas de reposo”.

Y en el Nuevo Testamento la forma verbal “pastorear”
se usa siempre con el sentido de “alimentar” o “apacentar”.
Veamos algunos ejemplos.

Cuando Jesús restituye al Pedro arrepentido, ¿qué le dice?
15 Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro.
—Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.
16 Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
—Cuida de mis ovejas.
17 Por tercera vez Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado:
“¿Me quieres?” Así que le dijo:
—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
—Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—. (Juan 21)

Luego el apóstol Pablo exhorta a los ancianos de Éfeso diciéndoles:
28 Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. (Hechos 20:28)

Y Pedro mismo más tarde, al convertirse en pastor de la iglesia primitiva,
ofrece estos consejos:
1 A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto: 2 cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. 3 No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. (1 de Pedro 5)

La palabra griega que hay detrás de la traducción ¨tengan cuidado¨
es la misma que Jesus uso al encargarle a Pedro ¨apaciente mis ovejas¨.

Por lo tanto, “pastorear” en términos bíblicos es “dar de comer”.
“Pastorear” es “apacentar”, “dar pasto”, “alimentar”.
“Pastorear” es “nutrir”, “fortalecer”, “vigorizar” y “alentar”.

En la Iglesia de Cristo, donde estamos llamadas y llamados a pastorear,
y en la Iglesia Reformada y Presbiteriana,
donde estamos llamadas y llamados
al sacerdocio de todos los creyentes,
tenemos que ocuparnos más, mucho más,
de apacentar al pueblo de Dios,
y de hacerlo con la Palabra de Dios,
y no con chatarra teologica.

Todavía hay fieras que amenazan al rebaño de Dios.
Fieras como las voces que propagan enseñanzas distorcionadas
que convierten al evangelio libertador y sustentador de Jesucristo
en instrumento de esclavismo y raquitismo.

Todavía el rebaño de Dios necesita pastoras y pastores
que lo alimenten con Palabra que vivifica, con el Verbo que humaniza.
¿Tendrás tú el valor de pelear, en el nombre del Señor Todopoderoso,
contra los lobos eclesiasticos, esas fieras disfrazadas de ovejas
que nos asechan y acechan por todas partes,
y de cuestionar el palabrerío que pontifica
y de sustituir la tradición que mortifica?

Tercer lugar: Un buen pastor guía al rebaño
(Es decir, una buena líder guía al rebaño.)

Nuevamente David nos da la pauta en el Salmo 23.
Repitamos juntas ese precioso salmo...

1 Jehová es mi pastor, nada me faltará.
2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.
3 Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

De igual modo cuando el profeta Isaías describe al Mesías venidero,
lo hace en términos de un pastor que guía a su rebaño:
Miren, el Señor omnipotente llega con poder,
y con su brazo gobierna.
Su galardón lo acompaña; su recompensa lo precede.
Como un pastor que cuida su rebaño,
recoge los corderos en sus brazos;
los lleva junto a su pecho,
y guía con cuidado a las recién paridas. (Isaías 40:10-11)

Un buen pastor guía por buen camino,
y para guíar, liderar o encaminar al rebaño,
el buen pastor tiene valiosos instrumentos,
y este precioso Salmo menciona los dos más importantes.
La vara es un palo liso, que mide como una yarda o un metro;
era instrumento de pelea,
ya sea con un ladrón de ovejas o una bestia, como un león, oso o lobo;
pero también para apartar la maleza y abrir camino.
El callado es más parecido a un bastón, aunque más largo,
con una joroba en un extremo,
era un instrumento de rescate,
ya sea cuando una oveja se cae a un barranco,
o cuando se le traba una patita.

Todavía hay fieras que amenazan al rebaño de Dios.
Fieras como las tendencias exclusivistas
que rechazan o relegan a un segundo plano
a quienes no encajan en su molde prefabricado
simplemente por ser distintos y distintas.

Todavía el rebaño de Dios necesita pastoras y pastores,
que guíen sus pasos “por sendas de justicia”.
¿Tendrás tú el valor de cruzar, en el nombre del Señor Todopoderoso,
los ¨valles de sombra de muerte¨, esos atajos peligrosos
que nos asechan y acechan por todas partes,
y de abrir brecha donde no hay camino
y de pisar firme donde no hay huella?

Hagamos un intermedio...

Bueno, ustedes se levantaron muy temprano o viajaron toda la noche,
y se me van a dormir si no hacemos un intermedio.
No tengo popcorn, palomitas, rositas, canguil o como quieran llamarle,
pero sí una actividad manual interactiva.
Ustedes saben que el origami,
el arte japonés de hacer figuras con papel doblado,
está en boga, de moda.
Vamos a hacer juntas un barquito de papel,
como los que hacíamos en la escuela cuando pequeñas,
para resumir lo que hace un buen pastor o una buena líder:
proteger, alimentar y guíar.
Busquen en sus morrales o bolsas
una hoja de papel tamaño oficio, color pastel.
Y vamos a hacer los dobleces juntas,
deteniéndonos en algunas etapas
para reflexionar sobre la figura que se va formando
y la forma en que ésta se conecta con el tema.

Primera parada: figura de un gorrito = proteger

Segunda parada: figura de un vasito = alimentar

Producto final: figura de un barquito = guíar

Cuentan que una pequeña niña asistió a una boda y le presentaron al ministro.
Ella le preguntó, “¿Usted es pastor o predicador?”
Sorprendido por la pregunda, el ministro le preguntó a la niña,
“¿Y tú sabes qué diferencia hay entre uno y otro?”
La niña se quedó pensativa un momento y luego contestó,
“Un predicador se preocupa más por sí mismo,
pero un pastor se preocupa más por su rebaño”.

El Comité Planificador de este año nos lanza el reto de un tema
que es un llamado firme, claro y deliberado
a la acción, al quehacer pastoral,
a cuidar del rebaño para que éste se reproduzca sanamente.

El lema de este Encuentro tiene tres imperativos,
basados tanto en el reclamo del profeta Ezequiel
como en la gran comisión de nuestro Señor Jesucristo:
“Vayan, compartan y sirvan”,
y esta noche nos estamos enfocando en el primero: en el vayan.

Vamos, pues, a desmenuzar ese mandato considerando...
Qué debemos hacer: ir
Cómo debemos ir
Cuándo debemos ir
A dónde debemos ir
Con quién debemos ir
Y entonando un cántico o estribillo
que nos ayude a recordar todo esto.

Qué debemos hacer: hay que ir
-no dice vengan, sino vayan (vean bien el morral y el libro de programa; el lema NO ES “Vengan, compartan y sirvanme”...)
-no dice que nos quedemos pasivas, sino que estemos activas (y lo que se nos da son verbos en imperativo; es mandato...)

Canto: “Sois la semilla” (EHP # 322)

Sois la semilla que ha de crecer,
sois estrella que ha de brillar sois levadura,
sois grano de sal, antorcha que debe alumbrar.
Sois la mañana que vuelve a nacer,
Sois espiga que vuelve a granar
Sois aguijón y caricia a la vez
Testigos que voy a enviar.

Estribillo: Id amigas por el mundo, anunciando el amor,
mensajeras de la vida, de la paz y el perdón.
Sed amigos los testigos, de mi resurrección.
Id llevando mi presencia, con vosotros estoy.

Cómo debemos ir: con alegría
-no dice que vayan de mala gana (el súbtitulo del lema dice: “de gracia recibieron, den de gracia”; y eso implica dar con regocijo)
-no dice que deban “freír huevos” (en las iglesias tenemos demasiadas hermanas freidoras de huevos, que protestan y resongan ante todo, especialmente ante lo nuevo...pero hay que ir con alegría)

Canto: “Vienen con alegría” (EHP # 386)

// Vienen con alegría, Señor
cantando vienen con alegría, Señor,
los que caminan por la vida, Señor,
sembrando tu paz y amor. //

Cuándo debemos ir: en todo momento
-no dice que vayamos cuando se puede (es decir, cuando nos dan permiso o cuando nos conviene; tenemos visado permanente...)
-no dice que vayan cuando no hay contratiempos (tenemos que atrevernos a ir a tiempo y a destiempo)

Canto: “La iglesia sigue caminando”

// En la lucha y en la prueba,
las mujeres siguen caminando; //
sólo se detienen para predicar.
// Oh gloria, aleluya,
las mujeres siguen caminando; //
sólo se detienen para predicar.

A dónde debemos ir: a donde hay necesidad
- a las “ovejas descarriadas” (heridas, dolidas, necesitadas...)
- al “pueblo de Israel” (no se nos pide un imposible; se trata de ir a nuestros allegados: familiares, vecinos y amigos...nuestro círculo de influencia)
- a mostrar la compasión de Dios (sanando…expulsando…)
- a anunciar que el Reino de Dios está cerca (hay que ir al presente y declarar y demostrar que Dios está aquí...

Canto: “Dios está aquí”

Dios está aquí
tan cierto como el aire que respiro.
tan cierto como la mañana se levanta (el sol),
tan cierto como que te hablo y me puedes oír.

Con quién debemos ir: juntas
Jesús envió a los doce conjuntamente (y los capacitó por igual)
También envió a los 70 de dos en dos

Canto: “No basta sólo una mano” (EHP # 318)

No basta solo una mano si yuyos hay que arrancar;
el pasto de los campos en surcos se volverá.
Vamos juntos de la mano, hay tanto para plantar.

Estribillo: Granos muertos hoy mañana brotarán
y en la esperanza la Iglesia crecerá.
Pueblo de hermanos, de la mano va.

Hermanas queridas del Encuentro...
Dios ha puesto sus ojos en nosotras y podemos regocijarnos.
Dios ha abierto nuestros ojos y podemos ver las maravillas de su ley.
Dios nos ha fortalecido y esta aquí presente para salvarnos.
Dios nos ha levantado y no brinda su luz para resplandecer.
Pero Dios ha hecho todo esto por nosotras, y por su pueblo,
para que que vayamos…
a poner nuestros ojos en quienes necesitan regocijarse,
a abrir los ojos de quienes sólo ven la condenación de la ley,
a fortalecer a quienes creen que todo está perdido,
a levantar a quienes deambulan en la oscuridad.
¿Estás tú dispuesta a ir?

Conclusión
Que el Dios de paz que levantó de entre los muertos
al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús,
por la sangre del pacto eterno,
nos capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad.
Y que, por medio de Jesucristo,
Dios cumpla en nosotros lo que le agrada.
A Dios sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
(Hebreos 13:20-21)

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