Wednesday, November 25, 2015

“A season of watching” / “Una época de vigilar”

A resource for Sunday’s liturgy based on Luke 21:34-36

First published on 11/24/15 by PresbyteriansToday magazine blog: One Church, Many Voices

A votive candle holder made by my son in a pottery class reminds me of the need to buscar the light during Advent and every day. / Una veladora hecha por mi hijo en una clase de alfarefía me recuerda la necesidad de buscar la luz durante Adviento y cada día.

by Magdalena I. García

“Be on guard so that your hearts are not weighed down with dissipation and drunkenness and the worries of this life, and that day does not catch you unexpectedly, like a trap. For it will come upon all who live on the face of the whole earth. Be alert at all times, praying that you may have the strength to escape all these things that will take place, and to stand before the Son of Man.” – Luke 21:34-36

be on guard, we are told
but our hearts are often burdened
with the dissipation of hostility
the drunkenness of prosperity
and the anxiety of security

be alert, we are asked
but our minds are often dulled
by the dissipation of falsehood
the drunkenness of indoctrination
and the anxiety of belligerence

no wonder we keep missing the signs
of God’s kingdom/kindom bursting in
through simple acts of mercy
and brave gestures of justice and peace
like the defense of the poor
and the protection of refugees
when they show up in Bethlehem
or stand at our borders, begging:
“can you please let us in?”

but Advent is a season of watching
and seeing with the eyes of the heart
the human longing for a new world order
where abundance, sustainability and equity
reconnect and coexist without rivalry
and where believers and nations recommit
to work towards shalom, namaste, paz, salam
in every place, in every land near and far

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“Una época de vigilar”


Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 21:34-36 

Publicado originalmente el 11/17/15 por el blog de larevista Presbyterians Today: One Church, Many Voices 

por Magdalena I. García

“Pero tengan cuidado de que su corazón no se recargue de glotonería y embriaguez, ni de las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no les sobrevenga de repente. Porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la tierra. Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que se les considere dignos de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de presentarse ante el Hijo del Hombre”. – Lucas 21:34-36

estén alertas, se nos dice
pero nuestros corazones a menudo están sobrecargados
con la dispersión de la hostilidad
la embriaguez de la prosperidad
y la ansiedad de la seguridad

estén atentos, se nos pide
pero nuestras mentes a menudo están entorpecidas
por la dispersión de la falsedad
la embriaguez del adoctrinamiento
y la ansiedad de la beligerancia

con razón se nos escapan las señales
del reino (o la familia) de Dios que irrumpe
con simples actos de misericordia
y valientes gestos de justicia y paz
como la defensa de los pobres
y la protección de los refugiados
cuando se aparecen en Belén
o suplicando aguardan en nuestras fronteras:
“¿podemos pasar o nos dejarán afuera?”

pero Adviento es época de vigilar
y ver con los ojos del corazón
el anhelo humano de un nuevo orden mundial
donde la abundancia, la sostenibilidad  y la equidad
se reconecten y coexistan sin rivalidad
y donde los creyentes y las naciones se comprometan
a trabajar por el shalom, el námaste, la paz, el salam
en tierras cercanas y lejanas, en todo lugar

© Magdalena I. García


Wednesday, November 18, 2015

“You say that I am a king” / “Tú dices que yo soy rey”


A resource for Sunday’s liturgy based on John 18:33-37



Church members participate in Chicago's annual CROP Hunger Walk. mig / Miembros de la iglesia participan en la Caminata anual contra el Hambre de CROP, en Chicago. mig

by Magdalena I. García

you say that I am king
and then pledge allegiance
to the flags of the world
that endorse ignorance and gloom,
but I am the Light of the World

you say that I am a king
and then pledge allegiance
to the nations of the world
that sponsor war and strife,
but I am the Prince of Peace

you say that I am a king
and then pledge allegiance
to the powers of the world
that sow hunger and misery,
but I am the Bread of Life

you say that I am a king
but you live in such a way
that your life offers little hope
for the suffering of the world

you say that I am king?
then proclaim the gospel
and for God’s sake:
be light, be peace, be bread!

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“Tú dices que yo soy rey”

Un recurso para la liturgia dominical basado en Juan 18:33-37

Publicado originalmente el 11/17/15 por el blog de la revista Presbyterians Today: OneChurch, Many Voices

por Magdalena I. García

tú dices que yo soy rey
y luego prometes lealtad
a las banderas de este mundo
que avalan ignorancia y penumbra,
pero yo soy la Luz del Mundo

tú dices que yo soy rey
y luego prometes lealtad
a las naciones de este mundo
que patrocinan guerras y conflictos,
pero yo soy el Príncipe de Paz

tú dices que yo soy rey
y luego prometes lealtad
a los poderes de este mundo
que siembran hambre y miseria,
pero yo soy el Pan de la Vida

tú dices que yo soy rey
pero vives de forma tal
que tu vida ofrece poca esperanza
para la sufriente humanidad

¿tú dices que yo soy rey?
entonces proclama el evangelio
y por el amor de Dios:
¡sé luz, sé paz, sé pan!

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Saturday, November 14, 2015

Una oración por París, Beirut y Bagdad


Símbolo del movimiento #PuertasAbiertas que inundó las redes sociales tras los ataques terroristas en París, ofreciendo información sobre albergue para los afectados.

Oración escrita por Laurie Ann Kraus, coordinadora de Asistencia Presbiteriana tras Desastres y publicada en inglés por el Servicio de Noticias Presbiteriano y la revista Presbyterian Outlook, el 13 de noviembre de 2015. Traducción de Magdalena I. García.


Dios de misericordia, cuya presencia nos sostiene en cada circunstancia, en medio de la violencia que se ha desencadenado y la secuela de terror y pérdida, buscamos el poder estabilizador de tu amor y tu compasión.

En estos días de peligros y divisiones atemorizantes, necesitamos de alguna manera creer que tu reino de paz, en el cual todas las naciones y tribus y lenguas habitarán en paz, todavía es una posibilidad.

Danos esperanza y valor para que nuestra humanidad no se rinda ante el temor, incluso en estos días interminables en que moramos en el valle de la sombra de muerte.

Oramos por nuestros vecinos en París, en Beirut, en Bagdad, quienes en medio de la dicha de la vida cotidiana—mientras trabajaban o jugaban—fueron asaltados violentamente y sus vidas fueron cortadas de forma inmisericorde. Somos rehenes del miedo, atrapados en un creciente ciclo de violencia cuyo fin no podemos divisar.

Abrimos nuestros corazones con ira, tristeza y esperanza. Concede que tanto las personas que se salvaron como aquellas cuyas vidas han sido alteradas para siempre puedan hallar solaz, sostén y fuerza en los días de recuperación y reflexión que se avecinan. Damos gracias por las personas desconocidas que consuelan a los heridos y que reciben a los extraños varados, y por el personal de primeros auxilios que corrió hacia el sonido de los disparos y se adentró en el humo y el fuego de los sitios bombardeados.

Una vez más, Santo Dios, clamamos, ¿hasta cuándo, oh Señor? Pedimos perdón por la manera en que hemos tolerado la enemistad y soportado las culturas de violencia con fatigada resignación. Lamentamos la continua erosión del tejido de nuestra vida común, la realidad del miedo que deforma el bien común. Oramos con tristeza, recordando las vidas que se han perdido o que han sido mutiladas, en cuerpo y espíritu.

Pedimos tu valor sustentador para quienes están sufriendo; tu sabiduría y diligencia para las agencias globales y nacionales y para las personas que evalúan las amenazas y dirigen los esfuerzos de socorro; y pedimos que nuestra ira y nuestro dolor se unan en servicio para el establecimiento de un reino de paz, donde el león y el cordero puedan habitar juntos, y donde el terror no tenga incidencia en nuestra vida común.

En estos días de conmoción y aflicción, abre nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos al movimiento de tu Espíritu, que fluye en nosotros como el río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios y en los corazones de todas las personas que habitan en ella y en ti.

Oramos en el nombre de Cristo, nuestro Sanador y nuestra Luz. Amén.

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Wednesday, November 11, 2015

“Birth pangs” / “Dolores de parto”

A resource for Sunday’s liturgy based on 1 Samuel 2:4-8


Signs for a street prayer following worship speak of current birth pangs that could usher in a new era of racial justice. mig / Carteles para una oración en la calle, tras un servicio dominical, que describen dolores de parto contemporáneos que podrían marcar el inicio de una nueva era de justicia racial. mig

by Magdalena I. García

they start slowly and unexpectedly...

perhaps in the form of longings
that represent self-realization
and make us hunger for dignity

perhaps in the form of questions
that arouse our curiosity
and make us thirst for answers

perhaps in the form of persons
who challenge our mindset
and make us feel uncomfortable

perhaps in the form of events
that shatter our security
and make us rethink our ways

they start slowly and unexpectedly...

and once they start
there is no way to stop
these birth pangs
that always precede
the new things
God is doing in our midst

and when they intensify
we try to appease
these birth pangs
that interrupt our tranquility
by numbing our senses
or disguising our unease

but without them
there is no future
because these birth pangs
that breed changes and unrest
usher in God’s new order
where all creation is blessed

Forgive us, Laboring God,
for failing to raise up the poor from the dust
while pursuing selfishness and lust.
Teach us, Delivering God,
to serve as midwives for your manifestations
and to gladly receive the product of your gestation.
Enable us, Birthing God,
to strive with your Spirit in every generation
raising up hope and bringing down domination
until the birth pangs
reveal your new creation.

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“Dolores de parto”


Un recurso para la liturgia dominical basado en 1 Samuel 2:4-8

Publicado originalmente el 11/10/15 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices

por Magdalena I. García

comienzan lenta e inesperadamente...

quizás en forma de anhelos
que representan nuestra realización
y nos dan hambre de dignidad

quizás en forma de preguntas
que despiertan nuestra curiosidad
y nos dan sed de respuestas

quizás en forma de personas
que retan nuestra mentalidad
y nos dan un sentido de incomodidad

quizás en forma de eventos
que destruyen nuestra seguridad
y nos dan cosas nuevas que pensar

comienzan lenta e inesperadamente...

y una vez que comienzan
no hay forma de parar
estos dolores de parto
que siempre preceden
a las cosas nuevas
que Dios hace en nuestro entorno

y cuando se intensifican
intentamos apaciguar
estos dolores de parto
que interrumpen nuestra tranquilidad
adormeciendo nuestros sentidos
o disfrazando nuestra incomodidad

y, sin embargo, sin ellos
no hay futuro
porque estos dolores de parto
que generan cambios y disturbios
introducen el nuevo orden de Dios
donde toda la creación recibe bendición

Perdónanos, Dios Laborador,
por fallar en levantar al pobre de la nada
mientras perseguimos el egoísmo y la ambición.
Enséñanos, Dios Paridor,
a servir como comadronas de tu manifestación
y a recibir con agrado el producto de tu gestación.
Permítenos, Dios Alumbrador,
pujar con tu Espíritu en cada generación
levantando la esperanza y derribando la dominación
hasta que los dolores de parto
revelen tu nueva creación.

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