Published on 10/14/2017 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
by Magdalena I. García
A booth built for the Feast of the Tabernacles outside the Birchwood Nursing
and Rehabilitation Center, in Chicago, reminds us that God is our refuge and
invites us to shelter one another. / Una tienda construida para la Fiesta de
los Tabernáculos en frente del Centro de Enfermería y Rehabilitación Birchwood,
en Chicago, nos recuerda que Dios es nuestro refugio y nos invita a cobijarnos
mutuamente.
[The Lord] restores my soul. He leads me in right paths for his name’s sake. – Psalm 23:3
Read the full lectionary passage here
When we allow God to heal us from hatred
and to lead us down the path of righteousness,
nobody lives with fear
because we walk hand in hand,
and nobody suffers persecution
because we embrace each other.
When we allow God to heal us from apathy
and to lead us down the path of justice,
nobody endures poverty
because we share resources,
and nobody experiences neglect
because we care for the vulnerable.
When we allow God to heal us from greed
and to lead us down the right path,
nobody languishes on the margins
because we invest in human development,
and nobody engages in war
because we value every form of life.
Come, Holy Spirit,
heal us from hatred, apathy and greed,
so that all God's creatures
may join in the chorus and declare:
The Lord is my shepherd, I shall not want.
Come, Holy Spirit,
empower us with love, care and generosity,
until all God’s creatures
are able to join in the chorus and declare:
Goodness and mercy shall follow us
all the days of our life.
God restores our soul
and calls us to be partners
in the restoration of the world.
Let us celebrate the good news
that the God of green pastures and still waters
heals us and anoints us to work for healing.
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“Por el camino correcto”
Un recurso para la liturgia dominical del 15 de octubre
Publicado el 10/14/2017 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices
por Magdalena I. García
Me infunde nuevas fuerzas y me guía por el camino correcto, para hacer honor a su nombre. – Salmo 23:3
Lea el pasaje completo aquí
Cuando permitimos que Dios nos sane del odio
y que nos conduzca por el camino de rectitud,
nadie vive con temor
porque caminamos de la mano,
y nadie sufre persecución
porque nos acogemos mutuamente.
Cuando permitimos que Dios nos sane de la apatía,
y que nos conduzca por el camino de justicia,
nadie lucha con la pobreza
porque compartimos los recursos,
y nadie experimenta el abandono
porque cuidamos de las personas vulnerables.
Cuando permitimos que Dios nos sane de la avaricia
y que nos conduzca por el camino correcto,
nadie languidece en los márgenes
porque invertimos en el desarrollo humano,
y nadie participa en la guerra
porque valoramos toda forma de vida.
Ven, Espíritu Santo,
sánanos del odio, la apatía y la avaricia,
para que todas las criaturas de Dios
puedan unirse al coro y declarar:
Jehová es mi pastor, nada me faltará.
Ven, Espíritu Santo,
empodéranos con amor, cuidado y generosidad,
hasta que todas las criaturas de Dios
puedan unirse al coro y declarar:
El bien y la misericordia nos seguirán
todos los días de nuestra vida.
Dios restaura nuestra alma
y nos llama a ser sus socios y aliadas
en la restauración del mundo.
Celebremos las buenas nuevas
de que el Dios de verdes pastos y aguas de reposo
nos sana y nos unge para obrar sanidad.
© Magdalena I. García
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