A mural in Rogers Park, a racially and ethnically diverse neighborhood on
Chicago’s north side, calls on residents to choose love. / Un mural de Rogers
Park, un vecindario con diversidad racial y étnica al norte de Chicago, insta a
los residentes a elegir el amor.
But [Jesus] did not answer her at all. And his disciples came and urged him, saying, ‘Send her away, for she keeps shouting after us.’ – Matthew 15:23
Read the full lectionary passages here
Silence and barking:
what exactly shall we make
of Jesus and his disciples
for reacting in this way?
Silence and barking:
a behavior typical of beasts,
like the lions at the zoo
that either roar or fall sleep.
Silence and barking:
our jaws drop in disbelief
as this fully human Jesus
turns away a woman in need.
Silence and barking:
some say she deserved the rebuke
for breaking with social norms,
for crossing a forbidden line.
Silence and barking:
others go out of their way to justify,
Jesus’ response by downplaying
the role of gender, class and race.
Silence and barking:
yet many praise the woman’s courage,
knowing that she took a great risk
in an effort to save her daughter’s life.
Silence and barking:
she wittingly turns insult into wordplay,
fostering dialogue about resources, power and place,
until Jesus, somewhat besieged, praises her faith.
Silence and barking:
not sure which reaction is worse,
but these are still common responses
to poor women and minorities who speak up today.
Silence and barking:
hurled with labels like dog or even worse,
we hear from those who still judge and reject
women, non-whites, immigrants and gays.
Silence and barking:
we must stop the epidemic of greed and contempt,
denouncing abuses, addressing neglect,
promoting equity, and choosing love instead.
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“Silencio y ladridos”
Un recurso para la liturgia dominical del 20 de agosto
por Magdalena I. García
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo: ‘Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros’. – Mateo 15:23
Lea el pasaje aquí:Mateo 15:21-28
Silencio y ladridos:
¿cómo exactamente debemos valorar
a Jesús y sus discípulos
tras semejante forma de actuar?
Silencio y ladridos:
las bestias así se suelen comportar,
como los leones en el zoológico
que oscilan entre rugir y dormitar.
Silencio y ladridos:
nos quedamos boquiabiertos de incredulidad
ante este Jesús plenamente humano
que rechaza a una mujer en necesidad.
Silencio y ladridos:
algunos dicen que ella el reproche se merecía
por romper con las normas sociales,
por cruzar una línea que la cultura prohibía.
Silencio y ladridos:
otros aluden a modismos del local
para excusar a Jesús y restarle importancia
a la raza, el género y la clase social.
Silencio y ladridos:
pero muchos alaban de la cananea el valor,
sabiendo que asumió un gran riesgo
por salvar la vida de su hija, por amor.
Silencio y ladridos:
ella ingeniosamente convierte el insulto en acertijo,
en diálogo sobre el acceso al pan, a la mesa, al poder,
y finalmente Jesús, un tanto acorralado, la bendijo.
Silencio y ladridos:
no sé cuál de las dos reacciones sea peor,
pero sigue siendo la respuesta que reciben los pobres
y las minorías que alzan la voz a nuestro alrededor.
Silencio y ladridos:
acompañados de insultos como perra, negro, pato y mojado,
oímos en boca de quienes todavía juzgan y rechazan
a mujeres, gente de color, homosexuales e indocumentados.
Silencio y ladridos:
la epidemia de desprecio y avaricia tenemos que parar
denunciando el abuso, abordando la negligencia,
promoviendo la equidad y eligiendo siempre amar.
© Magdalena I. García
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