First published on 11/11/16 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
Revised for this blog
Path built by neighbors on the 3200
South block of Aberdeen Street, in Chicago. / Camino construido por el
vecindario en la cuadra 3200 al sur de la calle Aberdeen, en Chicago.
by Magdalena I. García
They will harass us.
They will persecute us.
They will arrest us.
They will imprison us.
All because of Jesus’ name,
the homeless refugee
who mingled with the outcasts
and resisted the empires of his day.
Are we there yet?
They will betray us.
They will defame us.
They will hate us.
They will kill us.
All because of Jesus’ name,
the poor immigrant
who mingled with the marginalized
and resisted the evil forces of his day.
Are we there yet?
On good days
I like to believe that we are almost there,
that I’m part of a church
that confronts the doctrine of hatred
with the gospel of love
by putting its own life on the line.
On good days
I like to believe that we are almost there,
that I’m part of a church
that confronts the threat of death
with the promise of resurrection
by offering hope in a world of doom.
On good days,
I like to believe that we are almost there,
that I’m part of a church
that confronts the blockage of dead ends
with the paving of new ways
by opening a path where there is none.
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“Un camino donde no lo hay”
Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 21:5-19
Publicado originalmente el 11/11/16 por el blog de la revista Presbyterians today: One Church, any Voices
Revisado para este blog
por Magdalena I. García
Nos acosarán.
Nos perseguirán.
Nos arrestarán.
Nos encarcelarán.
Todo por causa del nombre de Jesús,
el refugiado desamparado
que se mezcló con la gente desechada
y resistió a los imperios de su día.
¿Acaso ya llegamos?
Nos traicionarán.
Nos difamarán.
Nos odiarán.
Nos matarán.
Todo por causa del nombre de Jesús,
el inmigrante pobre
que se mezcló con la gente marginada
y resistió a los imperios de su día.
¿Acaso ya llegamos?
En los días buenos
me gusta creer que ya casi llegamos,
que soy parte de una iglesia
que confronta la doctrina del odio
con el evangelio del amor
al poner en juego su propia vida.
En los días buenos
me gusta creer que ya casi llegamos,
que soy parte de una iglesia
que confronta la amenaza de la muerte
con la promesa de la resurrección
al ofrecer esperanza en un mundo de fatalidad.
En los días buenos
me gusta creer que ya casi llegamos,
que soy parte de una iglesia
que confronta el bloqueo de los callejones sin salida
con el adoquinado de nuevas vías
al abrir un camino donde no lo hay.
© Magdalena I. García
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