First published on 7/7/15 by PresbyteriansToday Magazine blog: Reimagining the church
Ox tail and lamb head, two delicacies sold at my local international supermarket. / Cola de res y cabeza de cordero, dos manjares que se venden en el supermercado internacional de mi barrio.
by Magdalena I. García
Ox tail stew I have had.
It’s a Cuban delicacy:
rabo encendido,
which literally translates
as “burning tail,”
a reference to the spices
that give the dish its distinctive flavor.
Brain stew I haven’t tried.
It’s a Herodian delicacy:
cabeza en bandeja,
which literally translates
as “head on a platter,”
a reference to the events
that give the dish its exclusive origin.
But if truth be told
every now and then
we all crave this Gospel dish,
and we even have a list of candidates
to supply the bones and meat.
Yes, if truth be told,
we want the heads to roll:
the heads of those
who see through our facade,
who make us feel insecure,
who put us on the spot;
the heads of those
who see to it that we are forgotten,
who make us feel invisible,
who put us on the wanted list.
If truth be told
we want the heads to roll,
because we also walk around
carrying plenty of grudges
against those who have wounded us
with an uncomfortable truth,
or those who have strangled us
with a political move.
God of the imprisoned,
forgive us for condemning to isolation
those who shed your light
on the darkness of our lives.
God of the beheaded,
forgive us for silencing the voice
of those who speak your truth
to the deceptions of our lives.
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“Cabezas rodantes”
Una reflexión y confesión basada en Marcos 6:14–29Publicada originalmente el 7/7/15 por el blogde la revista Presbyterians Today: Reimagining the church
por Magdalena I. García
Cocido de cola he saboreado.
Es un manjar cubano:
rabo encendido,
que literalmente significa
“cola ardiente”,
una referencia a las especias
que le dan al platillo su sabor distintivo.
Cocido de sesos no he probado.
Es un manjar herodiano:
cabeza en bandeja,
que literalmente significa
“testa sobre plato”,
una referencia a los eventos
que le dan al platillo su origen exclusivo.
Pero a decir verdad
de vez en cuando
apetecemos este platillo del evangelio,
e incluso tenemos una lista de candidatos
que suplan los huesos y la carne.
Sí, a decir verdad,
queremos que las cabezas rueden:
las cabezas de quienes
ven más allá de nuestra fachada,
nos hacen sentir inseguros,
nos ponen en evidencia;
las cabezas de quienes
se ocupan de que nos olviden,
nos hacen sentir invisibles,
nos ponen en la lista de los buscados.
A decir verdad
queremos que rueden las cabezas,
porque hoy día también andamos
cargando hartos rencores
contra quienes nos han herido
con una verdad incómoda,
o quienes nos han estrangulado
con una movida política.
Dios de los encarcelados,
perdónanos por condenar al aislamiento
a quienes arrojan tu luz
sobre las tinieblas de nuestras vidas.
Dios de los decapitados,
perdónanos por silenciar la voz
de quienes hablan tu verdad
a las decepciones de nuestras vidas.
© Magdalena I. García
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