Mural de vecinos que se ayudan mutuamente en el barrio de Rogers Park, en Chicago.
por Magdalena I. García
Somos iglesia… más allá de las cuatro paredes.
“Dios es Espíritu; y es necesario que quienes le adoran, le adoren en espíritu y en verdad”.
Cuando tuve hambre, ¿me diste de comer?
Somos iglesia…
más allá de los horarios y los programas.
Cuando tuve sed, ¿me diste de beber?
Somos iglesia…
más allá de si podemos abrir la boca para cantar o no.
Cuando fui forastero, ¿me recibiste?
Somos iglesia…
más allá del tamaño del templo o el equipo de video.
Cuando estuve desnudo, ¿me vestiste?
Somos iglesia…
más allá del presupuesto anual y la inversión en capital.
Cuando estuve enfermo o en la cárcel, ¿me visitaste?
Somos iglesia…
más allá de la composición de la congregación o su estatus legal.
Somos iglesia… cuando cada acto que hacemos
individual y comunitariamente declara sin lugar a dudas
que la meta de Dios es…
construir familia,
crear comunidad,
sembrar gracia,
enseñarnos solidaridad.
Cada vez que nos salimos de esa meta…
dejamos de ser esenciales
y dejamos de adorar a Dios para adorar otras cosas.
“De cierto les digo que todo lo que hicieron
por uno de mis hermanos más pequeños,
por mí lo hicieron”.
© Magdalena I. García
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