Fruits ripen in the tropical sun, waiting to be shared at the table. / Frutas se maduran bajo el sol tropical, aguardando el ser compartidas en la mesa.
by Magdalena I. García
Wisdom builds her house
by putting on her apron
and rolling up her sleeves.
Wisdom builds her house
by setting the table
and offering a feast.
Wisdom builds her house
by sharing her bread
and avoiding isolation.
Wisdom builds her house
by pouring her wine
and cultivating relations.
Wisdom builds her house
by partnering with others
and spreading the word.
Wisdom builds her house
by inviting the seekers
and being light for the world.
Wisdom builds...
She has discovered the secret to
abundant life:
set the table, open the door wide,
welcome the stranger, let others inside.
But Folly destroys...
She has mastered the ways of constant
strife:
control resources, hoard provisions,
starve nations, launch invasions.
Forgive us, God of Wisdom,
for engaging in trivial pursuits
and neglecting to seek your truth.
Forgive us, God of Hospitality,
for worrying about projected costs
and failing to serve as hosts.
Forgive us, God of the Banquet,
for indulging in fruitless delights
and depriving the world of your light.
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“La sabiduría edifica”
Una
reflexión y confesión basada en Proverbios 9:1-6
Publicada
originalmente el 8/11/15 por el blogde la revista Presbyterians Today:Reimagining the church
por Magdalena I. García
La sabiduría edifica su casa
amarrándose el delantal
y enrollándose las mangas.
La sabiduría edifica su casa
poniendo la mesa
y ofreciendo una fiesta.
La sabiduría edifica su casa
compartiendo su pan
y evitando el aislamiento.
La sabiduría edifica su casa
vertiendo su vino.
y cultivando el acercamiento.
La sabiduría edifica su casa
asociándose con otros
y difundiendo la palabra.
La sabiduría edifica su casa
invitando a los sedientos
y disipando la penumbra.
La sabiduría edifica...
Ella ha descubierto el secreto de la
vida abundante:
poner la mesa, abrir los portones,
recibir al extranjero, repartir
bendiciones.
Pero la necedad destruye...
Ella ha dominado el arte de la lucha
incesante:
controlar recursos, acaparar
provisiones,
empobrecer poblaciones, lanzar
invasiones.
Perdónanos, Dios de la Sabiduría,
por desgastarnos con la trivialidad
y desatender la búsqueda de tu verdad.
Perdónanos, Dios de la Hospitalidad,
por obsesionarnos con las compensaciones
y fallar en servir como anfitriones.
Perdónanos, Dios del Banquete,
por consentirnos con deleites
infructíferos
y ofrecer al mundo un legado mortífero.
© Magdalena I. García
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