Basada en Marcos 11:1-11 / Based on Mark 11:1-11
Procesión con reclamos contemporáneos en un Domingo de Ramos en la Iglesia Presbiteriana Ravenswood, en Chicago. / Procession with contemporary demands on a Palm Sunday at Ravenswood Presbyterian Church, in Chicago.
por/by Magdalena I. García
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la ofensa de la marginación,
desde la violencia de la pobreza,
desde la injusticia de la discriminación.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “sálvanos”
desde la angustia del desempleo y el endeudamiento,
desde la insuficiencia del salario mínimo,
desde la vergüenza del desalojamiento.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la incertidumbre del trabajo migrante,
desde el agotamiento en los campos de cultivo,
desde el peligro por pesticidas y abuso constante.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la amenaza de las redadas de inmigración,
desde el laberinto del centro de detención,
desde el desgarramiento de la separación.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde el dolor de la enfermedad,
desde la impotencia de un diagnóstico terminal,
desde la falta de acceso a la sanidad.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la vulnerabilidad de la tercera edad,
desde la soledad de la vejez,
desde el olvido de la sociedad.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la injuria de la invasión,
desde el desplazamiento de la guerra,
desde el desarraigo de la emigración.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde la devastación de sequías e inundaciones,
desde las consecuencias del cambio climático,
desde la apatía de consumidores y naciones.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
desde el yugo de la dictadura y la opresión,
desde el aislamiento de la prisión política,
desde la herida de la mentira y la traición.
¿Podemos oírles?
Mucha gente grita “¡sálvanos!”
de la apatía de la religiosidad,
de la fe divorciada de la realidad,
del culto que se reduce a la pomposidad.
¿Podemos oírles?
Abre nuestros oídos,
Dios de los milagros,
para que podamos percibir
el clamor de las multitudes que gritan, “¡sálvanos!”
Ablanda nuestro corazón,
Dios de la compasión,
para que sintamos su aflicción
y nos solidaricemos con su desolación.
Y extiende nuestras manos,
Dios de la vida,
para que nos esforcemos por aliviar
el sufrimiento de la humanidad.
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Many people shout “save us”
from the offense of marginalization,
from the violence of poverty,
from the injustice of discrimination,
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the anguish of unemployment and debt,
from the shortfall of minimum wage,
from the shame of eviction.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the uncertainty of migrant work,
from the exhaustion of agricultural fields,
from the danger of pesticides and constant abuse.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the threat of immigration raids,
from the labyrinth of detention centers,
from the tearing of separation.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the pain of sickness,
from the impotence of a terminal diagnosis,
from the lack of access to health care.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the vulnerability of elderly life,
from the loneliness old age,
from the oblivion of society.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the insult of invasion,
from the displacement of war,
from the uprootedness of migration.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the threat of droughts and floods,
from the consequences of climate change,
from the apathy of consumers and nations.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the yoke of dictatorship and oppression,
from the loneliness of political imprisonment,
from the wound of falsehood and treason.
Can we hear them?
Many people shout “save us”
from the apathy of religiosity,
from faith that is divorced from reality,
from worship that is mere pomposity.
Can we hear them?
Open our ears,
God of miracles,
that we might perceive the cries
of the multitudes shouting, “save us.”
Soften our hearts,
God of compassion,
that we might feel their affliction
and empathize with their despair.
And extend our hands,
God of life,
that we might work to alleviate
the suffering of humanity.
© Magdalena I. García
Se concede permiso para uso litúrgico con crédito a la autora. / Permission
granted for liturgical use with author credit.
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