Homenaje a Eva Norma García Alsina
Mi hijo Miguelito cuando pequeño, alimentando chivitos en la granja Apple Holler, de Wisconsin.
Este poema infantil lo aprendí con mi inolvidable tía Eva, hermana de mi padre que estuvo muy presente en mi niñez y que hoy en día vive en Miami. Cuenta la tía Eva que una vez en la escuela primaria de su natal batey de Contreras, en la provincia de Matanzas, Cuba, le encomendaron aprenderse un poema para un acto cívico y ella, para pesar de la maestra, eligió éste. Todavía a sus más de 80 años lo recita con mucha gracia.
La otra tarde, la otra tarde
llegué a casa y me encontré
un chivo grande amarrado.
“¿Para mí lo habrán comprado?”,
me dije presto y monté.
El chivo empezó a brincar
pero yo me sujetaba,
mas de tal forma saltaba
que me tuve que bajar.
“Otra vez te montaré,
o si no contigo acabo”,
dije y le eché mano al rabo
pero el chivo me dijo: “Bee”.
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