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http://goddessofmycottage.blogspot.com/2010/12/no-hobby-lobbywoes.html.
A letter reflection in response to the Supreme Court decision (5-4) which ruled in favor of employers who do not want to include contraceptive care in their company health plans (as required by the Affordable Care Act), alleging religious reasons.
by Magdalena I. García
Dear Hobby Lobby:
I hate to break the news to you, but like so many other companies—be they Christian, affiliated with other faiths, agnostic, or atheist—you are guilty of abortifacient practices. That is to say, you are guilty of engaging in business practices that are not life-giving, or worst yet, that cause death (i.e. the death of dreams and dignity).
I have never visited one of your stores—and never will now—because, thank God, there isn’t one in my area. But I can’t imagine that the stuff you sell is much different from the offerings of your closest competitor—Michaels—, where I admit to spending hundreds (if not thousands) of dollars over the last 15 years for school and church craft projects. And so, I have a few reflection questions for you (and for all of us)...
Did it ever occur to you that all the crap (i.e. crafts) you import from China—often called the factory of the world—is made by workers who live on less than $2 a day, but that you have the power—and the Christian duty—to advocate for and to contribute towards a just pay?
Did it ever occur to you that your wealth accumulation comes at the expense of the unending cycle of poverty of millions of displaced Chinese workers, but that you have the power—and the Christian duty—to advocate for and to contribute towards shared wealth?
Did it ever occur to you that, because of their status, migrant Chinese workers do not receive any state benefits or protection, but that you have the power—and the Christian duty—to advocate for and to contribute towards their welfare?
Did it ever occur to you that you could—and have the power and the Christian duty to—engage in life-giving business practices here in the US and around the world?
Therefore, the question is not whether the health benefits package you owe US female employees—independent of their creed—may inappropriately contribute to the untimely termination of a life (a judgement that is clearly outside of your domain, as it would take away from others—essentially, women and doctors—the right to exercise their freedom of conscience).
The question is whether your business operation inappropriately contributes to the termination (or at least the diminishment) of life—i.e. the abundant life that Jesus offers and wants us Christians to proclaim—for Chinese workers who may not share your same faith tradition, but who are equally made in God’s image, and deserve a fair wage.
The question, dear Hobby Lobby, is whether your company can live up to the promise of its slogan and be a “creative center” for all—your employees, your clients, and your workers on other shores. The real question is whether your company—like so many others—has an abortifacient business ethic... and faith.
NOTE: Statistics taken from http://www.waronwant.org/overseas-work/sweatshops-and-plantations/china-sweatshops.
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“¿Una fe abortiva?”
Una reflexión en carta en respuesta a la decisión de la Corte Suprema (5-4) que sentenció a favor de los empleadores que no quieren incluir el coste de anticonceptivos en los planes de salud de sus compañías (tal y como lo requiere la Ley de Cuidado de Salud Asequible), alegando motivos religiosos.por Magdalena I. García
Querida Hobby Lobby:
Lamento darte la noticia pero, al igual que muchas otras compañías—sean éstas cristianas, afiliadas a otras fes, agnósticas o ateas—tú eres culpable de prácticas abortivas. Es decir, eres culpable de utilizar prácticas empresariales que no dan vida o que, pero aun, causan muerte (i.e. la muerte de los sueños y de la dignidad).
Nunca he visitado una de tus tiendas—y ahora nunca lo haré—porque, a Dios gracias, no hay una en mi área. Pero no me imagino que las cosas que vendes sean muy diferentes de la oferta de tu competidor más cercano—Michaels—, donde admito haber gastado cientos (si no miles) de dólares en los últimos 15 años para manualidades escolares y eclesiales. Por tanto, tengo unas cuantas preguntas de reflexión para ti (y para todos nosotros y nosotras)...
¿Alguna vez se te ocurrió pensar que toda la basura (i.e. artesanía) que importas de China—un país al que a menudo se le llama la fábrica del mundo—es hecha por trabajadores (y trabajadoras) que viven con menos de $2 al día, pero que tú tienes el poder—y el deber cristiano—de defender una paga justa y de contribuir a ella?
¿Alguna vez se te ocurrió pensar que tu acumulación de riqueza se da a expensas del interminable ciclo de pobreza de millones de trabajadores chinos desplazados, pero que tú tienes el poder—y el deber cristiano—de promover la riqueza compartida y de contribuir a ella?
¿Alguna vez se te ocurrió pensar que, debido a su estatus, los trabajadores migrantes chinos no reciben beneficios ni protección del estado, pero que tú tienes el poder—y el deber cristiano—de defender su bienestar y de contribuir al mismo?
¿Alguna vez se te ocurrió pensar que tú podrías utilizar prácticas empresariales vivificantes aquí en los Estados Unidos y alrededor del mundo—y que tienes el poder y el deber cristiano de hacerlo?
Por lo tanto, la pregunta no es si el paquete de beneficios de salud que le debes a tus empleadas estadounidenses—independientemente del credo de ellas—podría contribuir inapropiadamente a la terminación inoportuna de una vida (un juicio que claramente está fuera de tu dominio porque le quitaría a otros—esencialmente, las mujeres y los médicos—el derecho a ejercer su libertad de conciencia).
La pregunta es si tu operación empresarial contribuye inapropiadamente a la terminación (o al menos, a la disminución) de la vida—i.e. la vida abundante que Jesús ofrece y que quiere que nosotros (y nosotras) los cristianos proclamemos—para los obreros chinos que quizás no comparten nuestra misma fe, pero que han sido igualmente creados a la imagen de Dios y que se merecen un salario justo.
La pregunta, querida Hobby Lobby, es si tu compañía puede honrar la promesa de su lema y ser un “centro creativo” para todos y todas—tus empleados, tus clientes y tus trabajadores en otras costas. La verdadera pregunta es si tu compañía—al igual que muchas otras—tiene una ética empresarial abortiva... lo mismo que su fe.
NOTA:
Estadísticas tomadas de http://www.waronwant.org/overseas-work/sweatshops-and-plantations/china-sweatshops.
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