First published on 10/13/15 by PresbyteriansToday magazine blog: One Church, Many Voices
A priest celebrates a funeral mass on Chicago's southwest side assisted by two altar girls. / Un sacerdote celebra una misa funeral en el suroeste de Chicago asistido por dos monaguillas
by Magdalena I. García
to the left and to the right
of those displaying power and might;
in the most prominent place
at the top of the staircase;
standing tall like an oak
high above the common folk;
that’s where the faithful often set their
sight
eagerly lusting after the limelight
and in our eagerness to ascend
we tend to forget, or sometimes pretend
not to know, what the gospel ordains
regarding the posture we should maintain:
the vision of God’s Kingdom entails
a different order, honest scales
common spaces, humble hearts
willingness to follow the Master’s seating
chart
but instead we try to impede and outmaneuver
the access to positions, like secular
rulers
exerting influence, unspoken privilege,
and a tight hold
relegating to the bleachers those who
don’t fit the mold
forgetting that the stage and the boxes
belong
to the One who calls us to make room, to
get along
and that true greatness we can
demonstrate
by abandoning the tendency to dominate
Forgive us, Kneeling God,
for pursuing eminence, power and fame
while refusing to serve the stranger in your
name.
Help us, Servant God,
to imitate your humble disposition
and to renounce all falsehood and
ambition.
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“El plano de asientos”
Un recurso para la liturgia
dominical basado en Marcos 10:35-45
Publicado originalmente el 10/13/15 por el blog de la revista PresbyteriansToday: One Church, Many Voices
por Magdalena I. García
a la izquierda y a la derecha
de quienes exhiben grandeza y poderío;
en el lugar más prominente
en la cima de la escalera del señorío;
alcanzando la altura del roble
muy por encima del barbarismo;
allí a menudo los fieles fijan su vista
ansiosamente codiciando el protagonismo
y en nuestro afán por escalar
tendemos a olvidar o solemos pretender
que desconocemos lo que el evangelio
dice
sobre la postura que debemos mantener:
la visión del Reino de Dios exige
un orden diferente, balanzas sin
fingimiento
espacios comunes, humildad de corazón
y obediencia al Maestro y su plano de
asientos
pero en cambio tratamos de impedir y
manipular
el acceso a los puestos, como en el
ámbito secular
ejerciendo influencia, privilegio tácito
y firme control
relegando al graderío a quienes no
logren encajar
olvidando que el escenario y los palcos
pertenecen
a Aquel que nos llama a hacer lugar, a
la caridad
y que la verdadera grandeza la podemos
demostrar
abandonando el afán de dominio y la
duplicidad
Perdónanos, Dios Arrodillante,
por perseguir la eminencia, la fama y la
riqueza
mientras rehusamos servir al forastero
en tu mesa.
Ayúdanos, Dios Sirviente,
a imitar tu humilde disposición
y a renunciar a toda falsedad y
ambición.
© Magdalena I. García
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