The varied colors of ornamental grass in the fall remind me of the multiple themes present in this gospel text and the challenges for interpretation. / Los variados colores de la yerba ornamental en el otoño me recuerdan los múltiples temas presentes en este texto del evangelio y los retos para la interpretación.
by Magdalena I. García
They told us that it was
the parable of the talents,
a call to consider
the importance of investing
all that God has given us
and, if possible,
to multiply it.
They told us that it was
the parable of the negligent servant,
a warning to ponder
the consequences of neglecting
all that God has given us
and, out of fear,
squander it.
But how about if it turns out to be
the parable of resistance,
the witness of a disciple
who refuses to play along,
who instead tries to dismantle
a system used to exploiting
all that God has given us
and, despite setbacks,
transform it.
God of the slaves and the foreigners,
you who opened a dry path in the sea,
you who allowed gleaning from the bundles,
remind us that your will
is freedom and dignity
for all humanity.
God of the poor and the Samaritans,
you who multiplied the bread and the fishes,
you who offered living water to the thirsty,
remind us that your will
is life and wellbeing
for all humanity.
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“Negarse a seguir la corriente”
Una reflexión basada en Mateo 25:14-30
por Magdalena I. García
Nos dijeron que era
la parábola de los talentos,
un llamado a considerar
la importancia de invertir
todo lo que Dios nos ha dado
y, de ser posible,
multiplicarlo.
Nos dijeron que era
la parábola del siervo negligente,
un advertencia para sopesar
las consecuencias de descuidar
todo lo que Dios nos ha dado
y, por temor,
desperdiciarlo.
Pero qué tal si resulta ser
la parábola de la resistencia,
el testimonio de un discípulo
que rehúsa seguir la corriente,
que a cambio intenta desmantelar
un sistema acostumbrado a explotar
todo lo que Dios nos ha dado
y, a pesar de los reveses,
transformarlo.
Dios de los esclavos y
las extranjeras,
tú que abriste camino seco en el mar,
tú que permitiste espigar entre los manojos,
recuérdanos que tu voluntad
es libertad y dignidad
para toda la humanidad.
Dios de los pobres y las samaritanas,
tú que multiplicaste los panes y los peces,
tú que ofreciste agua viva a la gente sedienta,
recuérdanos que tu voluntad
es vida y bienestar
para toda la humanidad.
© Magdalena I. García
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