First published on 6/9/16 by Presbyterians Today magazine blog: One Church,Many Voices
A plaque with the inscription “Follow Me” reminds us of Jesus’ calling and invites us to consider the multiple ways we can respond. mig / Una placa con la inscripción “Sígueme” nos recuerda el llamado de Jesús y nos invita a considerar las múltiples maneras en que podemos responder. mig
by Magdalena I. García
you said you’d welcome me
but I came to your door
seeking companionship
when I was lonely
and you gave me nothing
you said you’d feed me
but I came to your door
seeking nourishment
when I was hungry
and you gave me nothing
you said you’d support me
but I came to your door
seeking partnership
when I was marginalized
and you gave me nothing
your said you’d protect me
but I came to your door
seeking shelter
when I was homeless
and you gave me nothing
you said you’d defend me
but I came to your door
seeking advocacy
when I was imprisoned
and you gave me nothing
you said you’d love me
but I came to your door
seeking compassion
when I was brokenhearted
and you gave me nothing
Giving God, forgive us
for failing to share ourselves and our resources,
and for sending our neighbors away empty handed,
giving them nothing.
Generous God, free us
from the prison of arrogance and the bondage of selfishness,
and remind us that you offer us your house and your heart,
sparing us nothing.
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“No me diste nada”
Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 7:36-50
Publicado originalmente el 6/9/16 por el blog de la revista PresbyteriansToday: One Church, Many Voices
por Magdalena I. García
dijiste que me recibirías
pero llegué a tu puerta
buscando compañía
cuando sentí soledad
y no me diste nada
dijiste que me alimentarías
pero llegué a tu puerta
buscando sustento
cuando tuve hambre
y no me diste nada
dijiste que me apoyarías
pero llegué a tu puerta
buscando colaboración
cuando experimenté marginación
y no me diste nada
dijiste que me protegerías
pero llegué a tu puerta
buscando albergue
cuando padecí desamparo
y no me diste nada
dijiste que me defenderías
pero llegué a tu puerta
buscando abogacía
cuando soporté encarcelamiento
y no me diste nada
dijiste que me amarías
pero llegué a tu puerta
buscando compasión
cuando sufrí quebrantamiento
y no me diste nada
Dios Dador, perdónanos
por fallar en compartir nuestra vida y recursos,
y por despachar a nuestros vecinos con las manos vacías,
dándoles nada.
Dios Generoso, libéranos
de la prisión de la arrogancia y la esclavitud del egoísmo,
y recuérdanos que tú nos has ofrecido tu casa y tu corazón,
escatimándonos nada.
© Magdalena I. García
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