The Five Thousand,
Eularia Clarke
(1914-1970), Oil, 1962
Methodist Collection of Modern Christian Art, No.6
Methodist Collection of Modern Christian Art, No.6
A
reflection on Matthew 14:13-21
by
Magdalena I. García
A desperate crowd follows Jesus
A desperate crowd follows Jesus
looking
for healing,
and
he has compassion on them.
Meanwhile
the selfish disciples
are
busy doing the math,
adding
up the financial cost
of
feeding so many mouths,
and
they come up with a clever plan:
“Send
them away...”
People
of color come to the church
looking
for community,
and
the anti-racism committee embraces them.
Meanwhile
the governing bodies
are
busy doing the math,
adding
up the denominational cost
of
welcoming so many strangers,
and
they defund inner-city ministries:
“Send
them away...”
Unauthorized
migrants travel up North
looking
for hope,
and
a greedy economy entraps them.
Meanwhile
elected officials
are
busy doing the math,
adding
up the political cost
of
legalizing so many workers,
and
they delay the vote on immigration reform:
“Send
them away...”
Unaccompanied
minors cross the Southern US border
looking
for safety,
and
humanitarian groups advocate for them.
Meanwhile
legislators from both parties
are
busy doing the math,
adding
up the social cost
of
sheltering so many bodies,
and
Congress fails to approve an aid plan:
“Send
them away...”
Funny
how things can get lost in translation,
so that even historic churches
that pride themselves on Biblical scholarship,
that pride themselves on Biblical scholarship,
and
an allegedly Christian nation
that prides itself on human rights,
that prides itself on human rights,
end
up echoing the calculating disciples,
and
disregarding Jesus’ command:
“There’s no need to send them away.
You give them something to eat.”
You give them something to eat.”
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Una multitud desesperada sigue a Jesús
en busca de sanidad
y él tiene compasión de ella.
Mientras tanto los discípulos egoístas
están ocupados sacando cuentas,
sumando el costo financiero
de alimentar tantas bocas,
y se les ocurre un plan ingenioso:
“Diles que se vayan...”
“¿Les decimos que se vayan?”
Una
reflexión sobre Mateo 14:13-21
por
Magdalena I. García Una multitud desesperada sigue a Jesús
en busca de sanidad
y él tiene compasión de ella.
Mientras tanto los discípulos egoístas
están ocupados sacando cuentas,
sumando el costo financiero
de alimentar tantas bocas,
y se les ocurre un plan ingenioso:
“Diles que se vayan...”
Gente
de color viene a la iglesia
en
busca de comunidad,
y
el comité de antirracismo la abraza.
Mientras
tanto los cuerpos gobernantes
están
ocupados sacando cuentas,
sumando
el costo denominacional
de
dar la bienvenida a tantos forasteros,
y dejan
sin financiamiento los ministerios urbanos:
“Diles
que se vayan...”
Migrantes
desautorizados viajan rumbo al Norte
en
busca de esperanza
y
una economía avariciosa los atrapa.
Mientras
tanto los oficiales electos
están
ocupados sacando cuentas,
sumando
el costo político
de
legalizar a tantos trabajadores,
y
retrasan el voto sobre la reforma migratoria:
“Diles
que se vayan...”
Menores
sin acompañante cruzan la frontera sur de EEUU
en
busca de seguridad
y los
grupos humanitarios abogan por ellos.
Mientras
tanto los legisladores de ambos partidos
están
ocupados sacando cuentas,
sumando
el costo social
de
albergar tantos cuerpos
y
el congreso no se digna aprobar un plan de ayuda:
“Diles
que se vayan...”
Curioso como los matices se pierden
en la traducción,
de modo que incluso las iglesias
históricas
que se enorgullecen por su erudición
bíblica,
y una nación supuestamente cristiana
que hace alardes de proteger los
derechos humanos,
resultan haciéndole eco a los
discípulos calculadores
y desobedecen el mandato de Jesús:
“No es necesario decirles que se
vayan.
Denles ustedes algo de comer”.
Denles ustedes algo de comer”.
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