Published on 10/30/2018 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
by Magdalena I. García
A family altar inside a store in Chicago’s Chinatown. Un altar familiar dentro
de una tienda en el barrio chino de Chicago.
Then the scribe said to him, ‘You are right, Teacher; you have truly said that “he is one, and besides him there is no other”; and “to love him with all the heart, and with all the understanding, and with all the strength,” and “to love one’s neighbor as oneself,”-this is much more important than all whole burnt offerings and sacrifices.’ – Mark 12:32-33
Read the full lectionary passage here
I go to church every Sunday and on holy days,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I pray when I wake up and before going to bed,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I read devotionals daily and memorize the key verse,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I sing in the choir and teach Sunday school,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I serve on church boards and moderate committees,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I attend camps, conferences and training events,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
I give my tithe and contribute to special offerings,
isn’t that enough?
God says: ‘Love your neighbor as yourself.’
I support mission trips and sponsor children overseas,
isn’t that enough?
God says: ‘Love your neighbor as yourself.’
I bake for fundraisers and donate used items to goodwill,
isn’t that enough?
God says: “Love your neighbor as yourself.”
Forgive us, God of Grace,
for thinking that rituals and tradition
can ever substitute the commandment
to love our neighbor as ourselves.
Remind us, God of Mercy,
that offerings and sacrifices
will never substitute the commandment
to love our neighbor as ourselves.
Enable us, God of Love,
to live in such a way that the whole world knows
we have not substituted the commandment
to love our neighbor as ourselves.
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“No hay sustituto para el amor”
Un recurso para la liturgia dominical del 4 de noviembre
Publicado el 10/30/2018 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices
por Magdalena I. García
El escriba le dijo: ‘Bien, Maestro; hablas con la verdad cuando dices que Dios es uno, y que no hay otro Dios fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios’. – Marcos 12:32-33
Lea el pasaje completo aquí
Voy a la iglesia cada domingo y los días festivos,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Oro al levantarme y antes de acostarme,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti misma”.
Leo devocionales a diario y memorizo el versículo clave,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Canto en el coro y enseño en la escuela dominical,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti misma”.
Sirvo en las juntas de la iglesia y modero comités,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Asisto a campamentos, conferencias y entrenamientos,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti misma”.
Doy el diezmo y contribuyo a las ofrendas especiales,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Apoyo los viajes de misión y patrocino niños en ultramar,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti misma”.
Horneo para las recaudaciones y dono
artículos usados a la beneficencia,
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Perdónanos, Dios de Gracia,
por pensar que los ritos y las tradiciones
pueden jamás sustituir el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotros mismos.
Recuérdanos, Dios de Misericordia,
que los holocaustos y los sacrificios
nunca podrán sustituir el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotras mismas.
Permítenos, Dios de Amor,
vivir de forma tal que el mundo entero sepa
que no hemos sustituido el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotres mismes.
© Magdalena I. García
¿no basta con eso?
Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Perdónanos, Dios de Gracia,
por pensar que los ritos y las tradiciones
pueden jamás sustituir el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotros mismos.
Recuérdanos, Dios de Misericordia,
que los holocaustos y los sacrificios
nunca podrán sustituir el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotras mismas.
Permítenos, Dios de Amor,
vivir de forma tal que el mundo entero sepa
que no hemos sustituido el mandamiento
de amar al prójimo como a nosotres mismes.
© Magdalena I. García
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