City crew cutting down a tree in front of my house in Chicago / Brigada
municipal cortando un árbol frente a mi casa en Chicago
by Magdalena I. García
A fallen tree,
a sign of death,
the end of a living entity
that freely offered
shelter and shade.
A fallen man,
a sign of loss,
the end of a beloved friend
who freely offered
care and companionship.
But all is not lost
if some of the roots
have enough nutrients in them
to allow the growth of sprouts.
And so it was with Jesus’ death:
from a handful of followers
who had nurtured themselves
with his teachings
and quenched their thirst
for dignity,
caring gestures sprouted
following his execution.
And they kept the flame
of compassionate love burning
by anointing his body,
and thus continuing the tradition
of good deeds on behalf
of those trampled on
by systemic corruption
and oppressive power.
And they kept the flame
of obstinate hope burning
by visiting the tomb,
and thus continuing the tradition
of honoring the memory
of those who have lost their life
in defense of human rights,
so there might be a resurrection
of the quest for liberation.
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“Un árbol caído”
Una reflexión basada en Mateo 27:57-28:7
por Magdalena I. García
Un árbol caído,
una señal de muerte,
el fin de una entidad viviente
que libremente ofreció
refugio y sombra.
Un hombre caído,
una señal de pérdida,
el fin de un amigo amado
que libremente ofreció
cuidado y compañía.
Pero todo no se ha perdido
si algunas de las raíces
guardan suficientes nutrientes
como para permitir que crezcan retoños.
Y eso
sucedió con la muerte de Jesús:
de un puñado de seguidores
que se habían nutrido
con sus enseñanzas
y habían saciado
su sed de dignidad,
brotaron gestos
solidarios
tras su ejecución.
Y mantuvieron la llama
del amor compasivo ardiendo
al ungir su cuerpo,
y así continuar la tradición
de hacer buenas obras a favor
de quienes son atropellados
por la corrupción sistémica
y el poder opresor.
Y mantuvieron la llama
de la porfiada esperanza[i] ardiendo
al visitar la tumba,
y así continuar
con la tradición
de honrar la memoria
de quienes han perdido su vida
en defensa de los derechos humanos,
para que resucite
la búsqueda de liberación.
© Magdalena I. García
[i] Frase y título de un libro de mi colega ministerial Jorge Daniel Zijlstra. Más detalles aquí: https://www.lupaprotestante.com/descarga-del-libro-porfiada-esperanza-de-jorge-daniel-zijlstra-red-crearte/
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