Mural that personifies clouds and wind on the fence of a community garden at the intersection of Pulaski and
Wilson avenues, in Chicago. / Mural que personifica las nubes y el viento en la cerca de una huerta comunitaria en la
intersección de las avenidas Pulaski y Wilson, en Chicago.
by Magdalena I. García
Scared by the storm,
fearing for their lives,
the disciples asked,
“Master, don’t you care
that we’re drowning?”
And Jesus got up
without excuse or reproach
and rebuked the wind
and ordered the sea,
“Peace! Be still!”
And just like the disciples
we turn to God every day
crying out for help,
asking for divine intervention
in the devastating storms
of our life and our world,
forgetting that often times
we are accomplices
to the winds of injustice
and the waves of inequity.
We want to hear Jesus
say once again
to the winds and the waves,
“Peace! Be still!”
But we struggle to hear Jesus
say to us again and again,
“Wake up, Beloved Church,
don’t you care that they are drowning?”
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“¿No te importa?”
Una reflexión basada en Marcos
4:35-41
por Magdalena I. García
Asustados por la tormenta,
temiendo por sus vidas,
los discípulos preguntan,
“Maestro, ¿no te importa
que nos ahoguemos?”
Y Jesús se levantó
sin excusa ni reproche
y reprendió al viento
y le ordenó al mar,
“¡Silencio! ¡Cálmense!”
Y al igual que los discípulos
nos volvemos a Dios cada día
clamando por ayuda,
pidiendo la intervención divina
en las tormentas devastadoras
de nuestra vida y nuestro mundo,
olvidando que muchas veces
somos cómplices
de los vientos de injusticia
y las olas de inequidad.
Queremos oír a Jesús
decir una y otra vez
a los vientos y las olas,
“¡Silencio! ¡Cálmense!”
Pero nos cuesta oír a Jesús
decirnos vez tras vez:
“Despierta, Iglesia Amada,
¿no te importa que se ahoguen?”
© Magdalena I. García
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