Thursday, July 12, 2018

“Deadly consequences” / “Consecuencias mortales”

A Revised Common Lectionary resource for July 15

Published on 7/11/2018 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices

by Magdalena I. García



Picture hanging in the lobby of a Chicago Housing Authority building, located on 35th Street and Lake Shore Drive. / Cuadro colgado en el vestíbulo de un edificio de la Autoridad de Vivienda de Chicago, ubicado en la Calle 35 y Lake Shore Drive.
She went out and said to her mother, ‘What should I ask for?’ She replied, ‘The head of John the baptizer.’ – Mark 6:24

Read the full lectionary passage here

Blessed are we
when we resist the urge to silence
those who speak an uncomfortable truth.

Blessed are we
when we fear God’s Word more than rejection
and heed the voice of misfits, poets, and prophets.


Blessed are we
when we love neighbor—all our neighbors—
and protect even the life of your alleged enemies.

Blessed are we
when we act with integrity and boldness
risking safety, comfort, and popularity.


Blessed are we
when we lose sleep over unjust circumstances
and support efforts to right the wrongs.

Blessed are we
when we engage in works of justice and mercy
despite personal cost and deadly consequences.


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“Consecuencias mortales”


Un recurso para la liturgia dominical del 15 de julio

Publicado el 7/11/2018 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices

por Magdalena I. García


Ella salió y le preguntó a su madre: ‘¿Qué debo pedirle?’ Y su madre le respondió: ‘¡Pídele la cabeza de Juan el Bautista!’ – Marcos 6:24

Lea el pasaje completo aquí

Bienaventurados somos
cuando resistimos el impulso de silenciar
a quienes enuncian una verdad incómoda.

Bienaventuradas somos
cuando tememos la Palabra de Dios más que el rechazo
y prestamos atención a la voz de inadaptados, poetas y profetas.


Bienaventurades somos
cuando amamos al vecino—todos nuestros vecinos—
y protegemos incluso la vida de los supuestos enemigos.

Bienaventuradas somos
cuando actuamos con integridad y audacia
arriesgando la seguridad, la comodidad y la popularidad.


Bienaventurados somos
cuando nos desvelamos por circunstancias injustas
y apoyamos los esfuerzos por corregir los errores.

Bienaventurades somos
cuando nos comprometemos con las obras de justicia y misericordia
a pesar del costo personal y las consecuencias mortales.


© Magdalena I. García

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