Una reflexión por el Año Nuevo
Vista matutina desde el ventanal de la sala de mi casa
El gris de mi ventana no da tregua,
e incluso cae una nieve ligera;
hace días que contemplo el mismo panorama,
pero dicen los noticieros que es Año Nuevo.
Miro hacia afuera y me pregunto:
¿qué hay de nuevo en esta mañana?
Hay pequeños copos de nieve que revolotean.
Hay ardillas que corretean en busca del sustento.
Hay pájaros que cantan a pesar del frío.
Hay vecinos que pasean con sus perros.
Entonces reflexiono y caigo en la cuenta
de que hay vida a pesar del gris invernal perenne
y con eso basta, es más que suficiente,
porque las diez personas que murieron esta madrugada
atropelladas en Nueva Orleans por un supuesto terrorista
darían cualquier cosa por poder
revolotear como los copos de nieve,
corretear como las ardillas,
cantar como los pájaros
y pasear como mis vecinos.
Entonces reacciono y caigo en la cuenta
de que hay mucho colorido en mi ventana,
porque he podido reconocer
con asombro y gratitud
como se renueva cada mañana
el milagro de la vida:
el gris de mi mirada ha dado tregua.
© Magdalena I. García
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