Thursday, February 10, 2022

“Toma y dame”

Una reflexión sobre Lucas 15:11-24: La parábola del hijo perdido


Escultura de Sergio Bustamante, que se titula “El centro de ti mismo” y se halla instalada a las afueras de su galería en Tlaquepaque, Guadalajara, México.

Dame…
Es la modalidad del hijo,
el verbo favorito
de quienes cegados
por el privilegio excesivo
creen que la vida
siempre les debe algo,
o todo,
y exigen cada vez más,
sin medida,
hasta exasperar.

Toma…
Es la modalidad del padr o la madre,
el verbo favorito
de quienes cegados
por una relación malsana
creen que la vida
siempre les exige algo,
o todo,
y entregan cada vez más,
sin medida,
hasta colapsar.

Y esa danza
del “dame, dame” y “toma, toma”
se repite como disco rayado
hasta que un buen día
se truecan los pasos,
se pierde el ritmo
y cesa la música.
Entonces se hace el silencio
de los tacones que no suenan,
de las manos que no se entrelazan,
de las llamadas sin contestación,
de la tierra lejana y dolorosa
de la separación.

No basta con repartir y repartir;
hay que dejar ir
para que en la distancia
se valore lo cercano
y en el corral de cerdos
se aprecie lo que siempre
se tuvo en la mano.

Una danza macabra
hay en Lucas 15:
la del hijo que va por la vida
a toque de “dame, dame”
y la del padre que le hace coro
al son de “toma, toma”.
Pero la sinfonía de la vida
solo es posible
a ritmo de “toma y dame”.

© Magdalena I. García

 

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