Wednesday, March 2, 2016

“A neighborly God” / “Un Dios vecinal”

Fourth Sunday in Lent
A resource for Sunday’s liturgy based on Luke 15:1-2


A bilingual installation in Chinatown, Chicago, helps to spread the “you are beautiful”. (More information about this campaign at you-are-beautiful.com). mig / Una instalación bilingüe en el barrio chino de Chicago ayuda a propagar el mensaje “eres hermoso/a”. (Más información sobre esta campaña en you-are-beautiful.com).

by Magdalena I. García

It’s the largest committee in any organization
and it meets often without previous notification;
it attracts people with a tendency to mumble
and invites them to join in a collective grumble;
the proposed agenda is always the same:
to talk about others and engage in defame;
they especially focus on those who don’t fit the mold
and devise ingenious ways to criticize and scold.

But as we read the Gospels we notice right away
that Jesus teaches us to behave in a different way;
he befriended tax collectors, forgave the sinners,
and with unwanted folks he sat down to dinner;
he could care less what others would say
and did what was right despite all the hearsay;
and he still calls us to act as his ambassadors
by embracing the unwelcomed outside our doors.

Outgoing God,
help us to resist the urge to moan and groan,
and the tendency to build barriers
against people who are different from our own.
Neighborly God,
teach us instead to step outside our comfort zone
and to be eager to build bridges
to befriend the stranger who lives next to our home.

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Cuarto Domingo de Cuaresma

“Un Dios vecinal”

Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 15:1-2

por Magdalena I. García

Es el comité más numeroso de cualquier organización
y sesiona a menudo sin previa invitación;
atrae a la gente que le gusta murmurar
y la invita a unirse en un colectivo refunfuñar;
la agenda propuesta no suele variar:
hablar de los demás y dedicarse a difamar;
se enfocan especialmente en quienes no logran encajar
y hallan maneras ingeniosas de criticar y regañar.

Pero al leer los evangelios notamos enseguida
que Jesús nos enseña a seguir otro estilo de vida;
se acercó a los explotadores, a pecadoras perdonó
y con la muchedumbre marginada a la mesa se sentó;
no le importó para nada lo que la gente dijese
e hizo lo correcto aunque algunos lo maldijesen;
y él todavía nos llama a servir como embajadores
abrazando a los indeseables de todos los alrededores.

Dios Sociable,
ayúdanos a resistir el impulso quejumbroso
y la tendencia a construir barreras
contra la gente que es diferente a nosotros.
Dios Vecinal,
enséñanos por el contrario a salir de nuestro cascarón
y a mostrarnos ávidos de construir puentes
para acercarnos al desconocido que vive junto a nosotros.

© Magdalena I. García

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