Internet image of a children’s story on Thomas the Tank Engine.
By
Magdalena I. García
We never met his other sibling,
We never met his other sibling,
but
in the canonical Gospels
Thomas
is called “the Twin.”
Google “Thomas the Twin”
Google “Thomas the Twin”
and
you’ll get lots of information
about
Thomas the Tank Engine
and
twin engines Bill and Ben.
Or
you might get a link to purchase
a Thomas-the-train, twin-size bed set.
But
if you’re patient with the search
you’ll
eventually find fascinating information
on
this most famous and allegedly derailed disciple.
For example, the Gnostics believed
For example, the Gnostics believed
that
Thomas’ twin brother was Jesus himself,
something
that would surely ruin
the
neat birthday narrative
woven by St. Luke the Evangelist.
woven by St. Luke the Evangelist.
Can
you imagine the shock on Joseph’s face
in
the stable turned delivery room?
Would
two babies fit in a manger?
Would
there be sufficient swaddling clothes?
And
would the cow come to the rescue
for
the endless breastfeeding sessions?
I like to think that there is another reason
I like to think that there is another reason
why
this disciple merits being called “Thomas the Twin.”
You
see, despite the bad press that he often receives
throughout
the Gospels, in literature and in art,
Thomas
exemplifies both faith and doubt,
belief
and unbelief,
as
the inseparable two sides of a coin.
Thomas
embodies the yin-yang of our lives,
the
opposite or contrary forces
that
are interconnected and interdependent,
like
darkness and light.
And Thomas reminds us that life
And Thomas reminds us that life
is
a journey of ongoing tension
between
mystery and discovery,
between
questions and affirmations.
Thus
Thomas, courageous Thomas,
daring Thomas, skeptical Thomas,
daring Thomas, skeptical Thomas,
invites
us to doubt our doubts,
in order to
give certainty a chance.
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“Tomás el gemelo”
Una reflexión sobre el disípulo Tomás y la Resurrección basada en Juan 20:19-31
Por Magdalena I. García
Nunca
conocimos a su otro hermano,
pero
en los evangelios canónicos
a
Tomás se le llama “el gemelo”.
Guglea
“Tomás el gemelo”
y encontrarás
mucha información
sobre
Tomás la Máquina de Vapor
y
las máquinas gemelas Bill y Ben.
O
quizás halles un enlace para comprar
un
juego de cama de la Maquinita tamaño individual.
Pero
si eres paciente con tu búsqueda
eventualmente
hallarás información fascinante
sobre
este famoso discípulo supuestamente descarrilado.
Por
ejemplo, los gnósticos creían
que
el gemelo de Tomás era el mismísimo Jesús,
algo
que ciertamente arruinaría
la
nítida narrativa del nacimiento
tejida por el evangelista San Lucas.
tejida por el evangelista San Lucas.
¿Se
imaginan el espanto en la cara de José
en
el establo convertido en sala de parto?
¿Cabrían
dos bebés en el pesebre?
¿Habría
suficientes pañales?
¿Y
acaso la vaca saldría al rescate
para
las interminables sesiones de amamantamiento?
Me
gusta pensar que hay otra razón
por la cual este discípulo merece ser llamado “Tomás el gemelo”.
por la cual este discípulo merece ser llamado “Tomás el gemelo”.
Y
es que, a pesar de la mala prensa que a menudo recibe
en
los Evangelios, la literatura y las artes,
Tomás
ejemplifica tanto la fe como la duda,
la
creencia y la incredulidad,
como
las dos caras inseparables de una moneda.
Tomás
encarna el yin-yang de nuestras vidas,
las
fuerzas opuestas o contrarias
que
están interconectadas y son independientes,
tal
como la oscuridad y la luz.
Y
Tomás nos recuerda que la vida
es
una travesía de continuas tensiones
entre
el misterio y el descubrimiento,
entre
las preguntas y las afirmaciones.
Por
tanto Tomás, el valiente Tomás,
el atrevido Tomás, el escéptico Tomás,
el atrevido Tomás, el escéptico Tomás,
nos
invita a dudar de nuestras dudas
para
así darle una oportunidad a la certidumbre.
© 2014 Magdalena I. García