por Magdalena I. García
Qué los abarrotados mesones
de las mentes entorpecidas por la distorsión
se abran de par en par
para dar acogida a los perseguidos
por los imperios de la injusticia y la falsedad.
Qué los temerosos pastores
venzan el egoísmo y se atrevan a cambiar
los lucrativos prados de su propia comodidad
por rutas escabrosas y poco transitadas
que conducen al bien común y la equidad.
Qué los entendidos consejeros,
estudiosos de los astros y las señales de los tiempos,
demuestren su sabiduría sin par
siguiendo la estrella que alumbra
la senda de la reconciliación y la verdad.
Qué los sanguinarios herodes
renuncien a la persecución infame de inocentes,
la matanza de sueños y la desmembración familiar
que mandan al exilio en estampida
a millares de refugiados ávidos de pan y libertad.
Qué los melódicos ángeles
entonen un son montuno con promesas fidedignas
para que resuene el gozo en la extensión insular y peninsular
y así renazca en mi abatido pueblo cubano
la esperanza de la Navidad.
©
Magdalena I. García