Detalle de un altar del Día de los Muertos en San Miguel Allende, México
“Pues Dios no es Dios de muertos sino de vivos; porque para [Dios] todos
viven”. Luc. 20:38, RVA-2015
Cuando insistimos en propagar
creencias erradas
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Cuando insistimos en perpetuar
reglas oxidadas
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Cuando insistimos en imponer
prácticas anticuadas
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Cuando insistimos en condenar
interpretaciones actualizadas
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Cuando insistimos en rechazar
una liturgia revitalizada
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Cuando insistimos en rehuir
vivencias renovadas
estamos al servicio
de un Dios de muertos.
Dios de vivos, libéranos
de la procesión del costumbrismo,
del altar del automatismo
y de la tumba del conformismo.
Dios de vivos, llénanos
de visión, valor y dinamismo
para que resucite nuestro optimismo
y sobreabunde nuestro humanismo.
© Magdalena I. García
Se concede permiso para uso litúrgico con crédito la autora