First published on 5/24/16 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
Edited by the author for this blog.
A chalk rainbow painted on a sidewalk in
my neighborhood reminds us that God’s grace can be encountered in unexpected
places. mig / Un arcoiris de tiza pintado en la acera de mi barrio nos recuerda que
la gracia de Dios puede encontrarse en lugares inesperados. mig
by Magdalena I. García
He was known
for his character and deeds
and elicited a debt of gratitude
from those he had served.
He was esteemed
for his record and contributions
and granted the title of worthy
by those he had protected.
He was praised
for his humility and faith
and received full cooperation
from those he had befriended.
And yet, he was a Roman centurion,
a representative of the occupying force,
the face of cruel domination.
And, besides, he was a slave owner,
a representative of a dehumanizing system,
the face of ruthless exploitation.
Perhaps this story is a clear indication
that we need to exercise a greater vigilance
not just over behavior but also over the mind
and to resist the temptation to perpetuate servitude
based on internalized oppression.
Or perhaps this story is a helpful reminder
that we need to cultivate a deeper faith
not just in God but in humanity
and to resist the temptation to judge people
based on outward appearance.
Or perhaps this story is a timely warning
that we need to maintain a higher standard
not just for elites but for the working class
and to resist the temptation to neglect people
based on social status.
Or perhaps this story is a wise admonition
that we need to offer a bolder witness
not just in the church but in the world
and to resist the temptation to dismiss people
based on religious affiliation.
Or perhaps...
Astounding God,
help us to live in such a way
that everyone around us
will be astonished.
Boundless God,
help us to acknowledge anyone who acts
according to your ways
despite their creed or lack of faith
so that we too may be amazed.
%%%
Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 7:1-10
Publicado originalmente el 5/17/16 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices
Editado por la autora para este blog.
por Magdalena I. García
Fue conocido
por su carácter y sus actos
y suscitaba una deuda de gratitud
por parte de aquellos que había servido.
Fue apreciado
por su récord y contribuciones
y recibió el título de digno
de parte de aquellos que había protegido.
Fue alabado
por su humildad y fe
y obtuvo plena cooperación
por parte de aquellos cuya amistad se había ganado.
Y, sin embargo, era un centurión romano,
un representante de la fuerza ocupante,
la cara de una cruel dominación.
Y, además, era esclavista,
un representante de un sistema deshumanizante,
la cara de una despiadada explotación.
Quizás esta historia sea una clara indicación
de que necesitamos ejercer mayor vigilancia
no sólo sobre el comportamiento sino también sobre la mente
y resistir la tentación de perpetuar la servidumbre
basándonos en la opresión internalizada.
O quizás esta historia sea un provechoso recordatorio
de que necesitamos cultivar una fe más profunda
no sólo en Dios sino en la humanidad
y resistir la tentación de juzgar a la gente
basándonos en la apariencia externa.
O quizás esta historia sea una oportuna advertencia
de que necesitamos mantener un estándar más alto
no sólo para la élite sino para la clase obrera
y resistir la tentación de descuidar a la gente
basándonos en el estatus social.
O quizás esta historia sea una sabia amonestación
de que necesitamos ofrecer un testimonio más audaz
no sólo en la iglesia sino en todo el mundo
y resistir la tentación de descartar a la gente
basándonos en la afiliación religiosa.
O quizás...
Dios asombroso,
ayúdanos a vivir de forma tal,
que todos a nuestro alrededor
se queden sorprendidos.
Dios ilimitado,
ayúdanos a reconocer a todos los que actúan
de acuerdo a tus caminos
sin importar su credo o falta de fe
para que nosotros también nos quedemos admirados.
© Magdalena I. García
and elicited a debt of gratitude
from those he had served.
He was esteemed
for his record and contributions
and granted the title of worthy
by those he had protected.
He was praised
for his humility and faith
and received full cooperation
from those he had befriended.
And yet, he was a Roman centurion,
a representative of the occupying force,
the face of cruel domination.
And, besides, he was a slave owner,
a representative of a dehumanizing system,
the face of ruthless exploitation.
Perhaps this story is a clear indication
that we need to exercise a greater vigilance
not just over behavior but also over the mind
and to resist the temptation to perpetuate servitude
based on internalized oppression.
Or perhaps this story is a helpful reminder
that we need to cultivate a deeper faith
not just in God but in humanity
and to resist the temptation to judge people
based on outward appearance.
Or perhaps this story is a timely warning
that we need to maintain a higher standard
not just for elites but for the working class
and to resist the temptation to neglect people
based on social status.
Or perhaps this story is a wise admonition
that we need to offer a bolder witness
not just in the church but in the world
and to resist the temptation to dismiss people
based on religious affiliation.
Or perhaps...
Astounding God,
help us to live in such a way
that everyone around us
will be astonished.
Boundless God,
help us to acknowledge anyone who acts
according to your ways
despite their creed or lack of faith
so that we too may be amazed.
%%%
“Admirados”
Un recurso para la liturgia dominical basado en Lucas 7:1-10
Publicado originalmente el 5/17/16 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices
Editado por la autora para este blog.
por Magdalena I. García
Fue conocido
por su carácter y sus actos
y suscitaba una deuda de gratitud
por parte de aquellos que había servido.
Fue apreciado
por su récord y contribuciones
y recibió el título de digno
de parte de aquellos que había protegido.
Fue alabado
por su humildad y fe
y obtuvo plena cooperación
por parte de aquellos cuya amistad se había ganado.
Y, sin embargo, era un centurión romano,
un representante de la fuerza ocupante,
la cara de una cruel dominación.
Y, además, era esclavista,
un representante de un sistema deshumanizante,
la cara de una despiadada explotación.
Quizás esta historia sea una clara indicación
de que necesitamos ejercer mayor vigilancia
no sólo sobre el comportamiento sino también sobre la mente
y resistir la tentación de perpetuar la servidumbre
basándonos en la opresión internalizada.
O quizás esta historia sea un provechoso recordatorio
de que necesitamos cultivar una fe más profunda
no sólo en Dios sino en la humanidad
y resistir la tentación de juzgar a la gente
basándonos en la apariencia externa.
O quizás esta historia sea una oportuna advertencia
de que necesitamos mantener un estándar más alto
no sólo para la élite sino para la clase obrera
y resistir la tentación de descuidar a la gente
basándonos en el estatus social.
O quizás esta historia sea una sabia amonestación
de que necesitamos ofrecer un testimonio más audaz
no sólo en la iglesia sino en todo el mundo
y resistir la tentación de descartar a la gente
basándonos en la afiliación religiosa.
O quizás...
Dios asombroso,
ayúdanos a vivir de forma tal,
que todos a nuestro alrededor
se queden sorprendidos.
Dios ilimitado,
ayúdanos a reconocer a todos los que actúan
de acuerdo a tus caminos
sin importar su credo o falta de fe
para que nosotros también nos quedemos admirados.
© Magdalena I. García