A resource for Sunday’s liturgy based on
Luke 13:6-9
First published on 2/23/16 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
A mamey sapote tree bears fruit after pruning and fumigation on the farm in Southern Florida where my relatives live. mig / Un árbol de mamey sapote produce fruto después de haber sido podado y fumigado en una finca en el sur de Florida donde viven mis tíos. mig
First published on 2/23/16 by Presbyterians Today magazine blog: One Church, Many Voices
A mamey sapote tree bears fruit after pruning and fumigation on the farm in Southern Florida where my relatives live. mig / Un árbol de mamey sapote produce fruto después de haber sido podado y fumigado en una finca en el sur de Florida donde viven mis tíos. mig
by Magdalena I. García
“Cut it down!”
It’s the impatient cry
of those who come looking for results
based on biased rules and insensitive
policies,
and who quickly jump to conclusions
based on narrow views and faulty judgments.
“Cut it down!”
It’s the hasty ruling of disdain
fueled by detachment.
“Let it be!”
It’s the patient mantra
of those who come acknowledging effort
based on equitable standards and fair procedures,
and who carefully offer solutions
based on broad perspectives and compassionate
assessments.
“Let it be!”
It’s the cautious plea of empathy
fueled by attachment.
Nurturing God,
as we care for the vineyards you have entrusted
to us,
may we be on guard against the callous
attitudes
that induce us to disregard, disengage and
dehumanize.
And may we instead, like the vine-dresser,
adopt the loving disposition and daily
practices
that allow us to care, engage and
humanize.
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Tercer Domingo de Cuaresma
Un recurso para la liturgia
dominical basado en Lucas 13:6-9
“Estemos en guardia”
Un recurso para la liturgia
dominical basado en Lucas 13:6-9Publicado originalmente el 2/23/16 por el blog de la revista Presbyterians Today: One Church, Many Voices
por Magdalena I. García
“¡Córtala!”
Es el grito impaciente
de quienes vienen buscando resultados
basándose en reglas parcializadas y políticas
insensibles,
y de quienes rápidamente sacan
conclusiones
basándose en visiones estrechas y
juicios erróneos.
“¡Córtala!”
Es la sentencia apresurada del desdén
alimentado por el desapego.
“¡Déjala!”
Es la mantra paciente
de quienes vienen reconociendo el
esfuerzo
basándose en estándares equitativos y procedimientos
justos,
y de quienes cuidadosamente ofrecen
soluciones
basándose en perspectivas amplias y valoraciones
compasivas.
“¡Déjala!”
Es la súplica cautelosa de la empatía
alimentada por el apego.
Dios Sustentador,
al cuidar de las viñas que tú nos has
confiado,
concede que estemos en guardia contra
las actitudes despiadadas
que nos inducen a despreciar,
desvincular y deshumanizar.
Y concede que, al igual que el viñador,
adoptemos la disposición amorosa y las prácticas
diarias
que nos permitan cuidar, vincular y
humanizar.
© Magdalena I. García