Leche de magnesia: un remedio de las abuelas. Imagen de internet.
por
Magdalena I. García
Has llegado, amiga mía,
Has llegado, amiga mía,
a la
edad dis’que dorada
con
fuerza, en tus cabales
y tu
piel bien estirada.
Pero
el tiempo no perdona
y
apaga los esplendores,
los
reemplaza con achaques,
malestares
y dolores.
Así
que hoy hemos venido
dispuestos
a celebrarte
y a
preparar el camino
al
que empiezas a asomarte.
Recibe,
pues, con cariño
esta
hermosa palangana;
trae
remedios caseros
pa’
honrar a una veterana.
Con
el paso de los años
tendrás
malas digestiones,
mucha
gastritis y vientos,
cólicos
y retortijones.
Si
falla la pastillita
no
acudas a la anestesia;
recuerda
que las abuelas
daban
leche de magnesia.
Seguro
que de pequeña
te
dio sarampión, viruela,
ahora
sigue estreñimiento
y juguito
de ciruela.
Y si
a pesar de ese esfuerzo
se
tapa la cañería
tómate
un buen laxante
pa’
limpiar la tubería.
Más
si el problema es un chorro
que
harta vergüenza acarrea
debes
acudir sin falta
al
remedio anti-diarrea.
Las
carreritas al baño
serán
tu rutina diaria,
unas toallitas
remedian
la
incontinencia urinaria.
Se te
aflojarán los dientes,
perderás
la dentadura,
conservarás
tu prótesis
en
una caja segura.
Hay
que cuidar los postizos
de
microbios y bacterias,
y limpiarlos
bien a diario
antes
de irse de feria.
Comerás
cada vez menos,
perderás
el apetito,
reemplazarás
las comidas
con
un rico batidito.
Y por
si esto fuera poco
habrá
artritis y picazón,
usarás
muchas compresas
pa’aliviar
la inflamación.
El
número de pastillas
cada
día irá en aumento
hay
que clasificarlas
para
evitar los lamentos.
Debido
a tanta desazón
tendrás
noches con insomnio;
tómate
una pildorita
y
manda todo al demonio.
Bienvenida,
amiga mía,
al
club de los jubilados;
esperamos
que disfrutes
de tu
retiro anhelado.
Bien
dijo Santa Teresa:
“nada
te turbe o espante”;
así
que con valentía
atrévete
a echar pa’lante.
Y
pronto te alcanzaremos
tus
amigos más cercanos
con
andador o cojeando,
arrastrados
cual gusano.
Jugaremos
a los naipes,
a
Casa Central iremos,
mas
esta amistad preciosa
por
siempre conservaremos.
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Este poema acompañó la presentación de una palangana llena de los remedios aludidos en las estrofas, que son comunes para aliviar los achaques de la vejez.
Este poema acompañó la presentación de una palangana llena de los remedios aludidos en las estrofas, que son comunes para aliviar los achaques de la vejez.